Alemania no existió como país, sino hasta 1871 cuando
fue unificada como estado-nación bajo la tutela del Reino de
Prusia que sería su principal constituyente. Justo después de las
guerras napoleónicas en 1815, comenzaba un movimiento
ideológico-político
denominado
Pangermanismo,
el
cual
postulaba la unificación de todos los pueblos de habla alemana
que desde hacía siglos estaban divididos en diferentes reinos,
principados y ducados. El imperio Austriaco y el Reino de Prusia
eran los dos estados más poderosos de habla alemana y ambos
pretendían expandir su influencia cultural y territorial. Sin
embargo, la victoria del Reino de Prusia en la guerra franco-
prusiana, conllevo a que la unificación de los distintos estados
alemanes se llevara a cabo por los prusianos. Entre los estados
más importantes que conformarían el nuevo imperio alemán, se
encontraban el Reino de Baviera, Reino de Sajonia, Reino de
Wurtemberg, Alsacia-Lorena y en total serian 39 estados de habla
alemana que se unirían a la nueva nación. A pesar de que estos
estados compartían un idioma en común, no tenían los mismos
sentimientos de nacionalismo que sus hermanos, pues a lo largo
del tiempo habían desarrollado una historia y cultura diferente y
el ámbito religioso no era la excepción ya que los alemanes del
sur se caracterizaban por ser fuertemente católicos, mientras que
los del norte simpatizaban con el protestantismo, de tal forma que
a pesar de estar todos unidos por una misma nación, era evidente
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