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LA TRANSGRESIÓN
La presión social, la búsqueda de pertenencia y la falta de espacios de diversión seguros para los más jóvenes son algunas de las causas de este fenómeno que preocupa. A esto se suma la permisividad de algunos adultos y la ausencia de políticas más firmes de prevención y control. Estas fiestas suelen ser organizadas por futuros egresados para recaudar dinero para poder pagar los gastos del último año, pero también las organizan adolescentes para poder“ divertirse”. En Mendoza, los lugares elegidos son: Corralitos; Bermejo; La Primavera( en Guaymallén) o Las Compuertas( en Luján). Pese a que cada municipio cuenta con una dependencia de Diversión Nocturna que regula la esta actividad.
Las consecuencias ya son visibles: ambulancias y patrullas que llegan a los salones a altas horas de la madrugada, padres desesperados al recibir llamados de emergencia, y adolescentes que ponen en riesgo su salud sin medir las consecuencias. Además, estas previas clandestinas son la puerta de entrada a conductas aún más peligrosas, como el consumo de drogas o la conducción de vehículos bajo los efectos del alcohol. El debate, entonces, no es si los jóvenes van a buscar divertirse, sino cómo se los acompaña para que esa diversión no termine en tragedia. La sociedad, las familias y el Estado deben pensar juntos alternativas seguras y responsables, porque lo que hoy parece“ solo una previa” puede terminar marcando la vida de familias enteras.
RAFFIN
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