DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 90

Salvador Borrego Hoy nos reímos de esa época en que nuestros economistas pensaban con toda seriedad que el valor de una moneda se encuentra determinado, por las existencias en oro y divisas depositadas en las cajas de los bancos del Estado y, sobre todo, que el valor se encontraba garantizado por éstas. En lugar de ello hemos aprendido a conocer que el valor de una moneda reside en la energía de producción de un pueblo". La demostración de ese principio ponía automáticamente en evidencia el engaño que padecían otros pueblos. El judaísmo se sintió así herido en dos de sus más brillantes- creaciones: en el Oriente, su Imperio marxista se hallaba en capilla; en el Occidente, su sistema económico supercapitalista de especulaciones gigantescas estaba siendo desacreditado ante los ojos de los pueblos occidentales que eran sus víctimas. Y de ahí nació la entonces tácita alianza entre el Oriente y el Occidente para aniquilar a la Alemania nazi. Ni los yugoeslavos, ni los belgas, ni los franceses, ni los ingleses, ni los americanos, tenían por qué lanzarse a esa lucha, mas para los intereses israelitas era indis- pensable empujarlos. ¡Con los mismos pueblos que en cierto modo eran sus víctimas, el judaísmo político iba a afianzar su hegemonía mundial! Henry Ford escribió en 1920 que "existe un supercapitalismo que se apoya exclusivamente en la ilusión de que el oro es la máxima felicidad. Y existe también un supergobierno internacional cuyo poderío es mayor que el que tuvo el Imperio Romano". Pues bien, ese supergobierno iba a realizar la fabulosa tarea de lanzar a los pueblos occidentales a una guerra que era ajena a los intereses de esos pueblos e incluso perjudicial para ellos. PROFUNDAS RAÍCES EN EL ALMA COLECTIVA Las realizaciones del nacionalsocialismo eran la cúspide de una montaña de fuerzas psicológicas que asentaban sus cimientos en el alma colectiva del pueblo alemán. Aunque los gobiernos influyen en los pueblos y los encauzan, es el alma de la nación la que les infunde o no el toque de grandeza. Cuando ese espíritu falta, las instituciones son simples "gerencias" administrativas, más o menos toleradas o más o menos populares, pero carentes del fuego que arde en los movimientos históricos que graban épocas milenarias en el Destino de los pueblos. El movimiento nazi encontró cualidades populares —rezumadas a través de siglos y de generación en generación— que hicieron posibles sus centelleantes realizaciones. No era, por tanto, un movimiento de exportación. Muchos años antes había comenzado a abonarse el terreno mediante la típica disciplina alemana en la escuela y el cuartel. De ella nacieron o se acrecentaron en Alemania las cualidades de orden, de atención concentrada, de paciencia y de minuciosidad. 90