DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 649

DERROTA MUNDIAL Consejo Imperial del Templo Masónico y ejecutor de las órdenes del Gran Sanhedrín, o sea el oculto gobierno judío internacional. (Ahora Baruch es muy anciano y parece que está siendo sustituido por Sidney J. Weinberg). Durante el gobierno de Eisenhower, hasta el Secretario Foster Dulles, tan anticomunista en sus discursos, deslizó el 20 de agosto de 1956 que "se puede prever la posibilidad, por primera vez en muchos años, de que los dirigentes soviéticos se unan cada vez más a los principios de libertad". Y dos meses más tarde el mundo pudo ver cómo los soviéticos se unían amorosamente "a los principios de libertad" destrozando a los húngaros, y tiempo después a los tibetanos. Al morir Foster Dulles (mayo de 1959) se le ensalzó como benefactor del mundo occidental y "campeón de la libertad". Hasta la URSS le rindió honores. Lo trágico es que Dulles hablaba contra el comunismo, pero jamas hizo nada efectivo por los combatientes anti-comunistas de Polonia, ni por los de Indochina, ni por los de Irak, ni por los de China, ni por los del Tibet. Tampoco hizo nada para detener la infiltración comunista en el mundo árabe y en África, y ni siquiera se opuso a esa infiltración en Iberoamérica. Quizá el duelo que manifestaron en el Kremlin al enterarse de su muerte no fue una mera formalidad diplomática sino una pena sincera. La política internacional tampoco varió con el católico Kennedy, pues la camarilla judío-marxista que lo rodeaba se impuso en casi todas las decisiones. El nuevo Secretario de Estado Dean Rusk implantó una severa censura para impedir que los militares americanos siguieran hablando en contra del comunismo. El general Edwin A. Walker fue relevado de su puesto de mando en Berlín porque explicaba a los soldados americanos el peligro de la conspiración roja. Esta "purga" fue duramente censurada en el Senado en julio y agosto de 1961 y se designó una comisión que investigara quiénes son los censores ocultos en el Departamento de Estado, el cual se negó a revelar los nombres, en tanto que el monopolio informativo internacional (judío) realizaba un boicot de silencio acerca de estos hechos. John A. Stormer, en su libro "Nadie se Atreve a Llamarle Traición", precisa que el Departamento de Estado americano ha dado más de seis mil millones de dólares (setenta y cinco mil millones de pesos mexicanos) en ayuda directa a los regímenes comunistas. Por eso comenta que todas las dictaduras rojas podrían llevar el sello de "Made in U.S.A." Muchos estadistas no son estúpidos como a veces se juzga por los daños que causan a los países occidentales. Por el contrario, son extremadamente inteligentes, sólo que su propósito no es ayudar a Occidente, sino hundirlo. Aunque es, pues, un hecho que el judaísmo político tiene profunda influencia en el mundo no comunista, TODAVÍA NO LOGRA UN DOMINIO ABSOLUTO. Por tanto necesita contemporizar, engañar y a veces satisfacer a otras fuerzas políticas no judías. Con 649