DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 636

Salvador Borrego Congreso Judío Mundial, doctor Nahum Goldman, declaró que la comunidad judía de Cuba no tenía nada que sentir del castrismo. Por otra parte, como consecuencia de la alarma continental, porque la desventurada Isla es un arsenal de armas, propaganda y agitadores para la comunización de Iberoamérica, en enero de 1962 se efectuó en Punta del Este, Uruguay, una segunda asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) para juzgar al castrismo. Pero en vez de acordarse un rompimiento colectivo de relaciones diplomáticas y comerciales (como se había hecho con Trujillo en 1960) sólo se excluyó a Cuba de la OEA, lo cual prácticamente no significa nada, pues su acción sobre Iberoamérica no la ejerce a través de la OEA, sino de sus propios agentes conspiradores y embajadas. A mediado s de 1962, mientras que el pueblo cubano sufría un racionamiento de víveres más desesperante, mientras los reos políticos aumentaban a cien mil y los fusilamientos proseguían, en los círculos patrióticos de Estados Unidos comenzó a aumentar la inquietud por la creciente llegada de armas y peritos militares soviéticos a Cuba. Kennedy pretendió adormecer esa inquietud diciendo que Castro sólo recibía "armas defensivas", pero el Pentágono (fuerzas armadas norteamericanas) produjo una terrible conmoción en octubre al demostrar que se trataba de bombarderos y cohetes atómicos cuyo radio destructivo abarcaba Estados Unidos, México y Panamá. Repentinamente el caso Cuba pasó de ser problema político a ser problema militar y esto dio oportunidad a los militares americanos para intervenir más en la crisis, al grado de que Kennedy y hasta sus consejeros judío-marxistas se vieron presionados y dando un rápido cambio hablaron dura- mente contra Castro. Krushchev había dicho (julio 9 de 1962) que si "las fuerzas agresivas del Pentágono" se atrevían a actuar en Cuba, haría llover cohetes atómicos contra Estados Unidos, pero su baladronada se vino abajo el domingo 28 de octubre al enterarse de que ya estaban embarcándose tropas americanas para liberar a Cuba en la noche de ese día. Inme- diatamente Kruschev ofreció retirar sus cohetes atómicos de Cuba, ya sin la condición que había puesto 48 horas antes, de que el Pentágono abandonara sus bases en Turquía. Fue una media vuelta completa, ridicula después de las amenazas de julio, y demostró que el comunismo no puede hacer frente a una acción decidida y auténtica de Norteamérica. Tras el ridículo de Krushchev, los procomunistas del Departamento de Estado americano y el grupo rooseveltiano entraron al "quite", alegando que "ya no era necesaria" la acción que los militares tenían preparada para desembarcar en Cuba, sacaron el problema de la esfera militar y lo regresaron a la esfera política, en donde la ONU pudo intervenir nuevamente en favor de Castro. Kennedy aprovechó la coyuntura para ofrecerle a Krushchev que no apoyaría ni permitiría ningún movimiento para liberar a Cuba. El comunismo sacrificó prestigio y algunos cohetes en Cuba, pero logró sortear la crisis de octubre-noviembre y conservar esa base contra el hemisferio occidental. 636