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DERROTA MUNDIAL
Durante su lucha por el Poder, Castro Ruz tuvo la ayuda de numerosos "demócrata-
cristianos" que ahora se hallan ya identificados como marxistas. Por ejemplo, José María
Aguilera, actual ayudante del líder máximo de la CTC; José Llanuza, Ministro del Deporte;
Andrés Vilariño, jefe de la Universidad de La Habana, y otros de menor alcurnia. Hubo
también numerosos católicos cuya buena fe cayó en las asechanzas de los emboscados y
que cooperaron con el castrismo.
Resulta que la primera fase del procomunismo en Iberoamérica se está disfrazando de
catolicismo o de humanismo, pero a medida que avanza va revelando su esencia
anticristiana. En cuanto Castro Ruz se sintió con suficiente fuerza armada expulsó del país a
110 sacerdotes y a cientos de monjas. Suprimió los colegios católicos y comenzó a
implantar clases de ateísmo. Por ejemplo, se indicaba a los párvulos que rezaran y pidieran
a Dios unos helados porque hacía mucho calor. Después de una hora los helados no
llegaban y entonces se le indicaba a un alumno que los pidiera telefónicamente a Castro o a
algún otro jefe comunista, y los helados llegaban en veinte minutos. Eso era una prueba
palpable de la inexistencia de Dios y de la benevolente existencia de Castro.
El jefe de la Fuerza Aérea Cubana, Pedro Luis Díaz Lanz, huyó a Estados Unidos y
denunció pormenorizadamente la comunización de su país. Y ante el deseo público
americano de que se rescatara a Cuba del bolchevismo, el Presidente Eisenhower dijo el 15
de julio (1959): "Las acusaciones de 'infiltración comunista en el Gobierno de Cuba no son
fáciles de probar".
El primero de septiembre de 19 60 el senador americano James Eastland reveló que
una investigación practicada por la Subcomisión de Segundad Interior, del Senado,
demostraba que "el Departamento de Estado americano había derribado a Batista e
instalado a Castro Ruz como dictador de Cuba, obrando con pleno conocimiento de causa,
a sabiendas de que era marxista y de que había asesinado en Bogotá —1948— a un cura y
dos monjas... La persona que realizó la deposición de Batista fue el embajador norteame-
ricano en Cuba, Earl Smith".
El ex embajador Smith declaró ante la Subcomisión Senatorial de Seguridad que él
había informado al Departamento de Estado acerca de la inclinación comunista del
guerrillero Castro Ruz, pero que se le dieron instrucciones de quitarle a Batista todo apoyo.
"Ayudamos a derrocar la dictadura de Batista, que era proamericana, sólo para instalar la
dictadura de Castro, que es prosoviética". Agregó Mr. Smith que las leyes americanas de
neutralidad se habían aplicado escrupulosamente en perjuicio de Batista, pero no de Castro
Ruz. Rubbotom era uno de los funcionarios del Departamento de Estado más compro-
metidos en estas traiciones.
El ex embajador americano en México, Robert C. Hill, también declaró ante el Senado
que el Departamento de Estado había apoyado el ascenso de Castro Ruz y que "la libertad
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