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DERROTA MUNDIAL
Indochina, las fuerzas patrióticas norteamericanas ayudaron al general Castillo Armas a
derrocar al régimen de Arbenz, que carente de apoyo popular se desplomó rápidamente.
Los jefes judíos guatemaltecos Jacobo Arbenz, Jaime Rosenberg, Rogelio Wer y Jacobo
Sánchez huyeron al extranjero y quedó al descubierto que la Gran Logia Masónica de
Guatemala estaba cooperando secretamente en la comunización del país. Castillo Armas la
disolvió y tiempo después fue asesinado.
Luego siguió el régimen de Ydígoras y cuando éste tocaba a su fin el comunismo
internacional trató de recuperar el terreno perdido en Guatemala valiéndose de la
candidatura de Juan José Arévalo, pero nuevamente el Ejército salvó al país. En marzo de
1963 tomó el poder el coronel Peralta Azurdia. En 1966, bajo persistente presión
internacional, se le dio posesión como presidente a Méndez Montenegro, simpatizante
procomunista. Los guerrilleros rojos aumentaron sus actividades y en el Congreso fue
borrado el lema que decía: "Dios, Patria, Libertad".
ECUADOR.—Como en todas partes donde el comunismo avanza, altas esferas
políticas ecuatorianas lo estaban protegiendo. El 23 de diciembre de 1960 el Cardenal
Carlos María de la Torre advirtió: "El gobierno se cruza de brazos ante el peligro
comunista. Falta gravemente a sus deberes de velar por la salud de la Patria, su libertad y su
independencia".
Un movimiento militar frenó la conspiración roja, pero ésta halló nuevos cauces y
siguió adelante haciéndose sentir en diversas dosis en la Confederación de Trabajadores, en
el Partido Socialista Revolucionario, en el Movimiento Universitario Revolucionario, en
Restauración Democrática Arosemenista, etc. El Ejército actuó nuevamente en defensa del
pa ís y derrocó al Presidente Julio Arosemena. (La conspiración roja trata ahora de restaurar
su influencia).
PERÚ.—Con motivo de las elecciones de 1962 iban a mejorar su posición los
comunistas, pero una rebelión de militares frustró la maniobra. Entonces los procomunistas
del Departamento de Estado americano trataron de anular el triunfo de los militares
peruanos y se resistieron a reconocer a la Junta de Gobierno, pero luego tuvieron que ceder
ante la presión de los propios círculos patrióticos norteamericanos, enemigos del
bolchevismo.
Los rojos peruanos han tratado de mover guerrilleros y se han infiltrado en los
"Demócrata-Cristianos" para cooperar con el Partido Comunista, en cuya labor los ha
auxiliado el sacerdote Salomón Bolo, simpatizador del régimen castrista.
(El Salvador, Nicaragua y Paraguay han opuesto considerable resistencia a la
conspiración internacional comunista, aunque siguen amagados por células rojas que se
disfrazan de nacionalismo y humanismo para engañar y arrastrar consigo a estudiantes y a
diversos grupos conservadores).
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