DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 624
Salvador Borrego
entró cruelmente en acción y un funcionario bien enterado dijo al periodista Bradsher: "Ya
no habrá tibetanos dentro de cinco años, serán transportados por miles. No se sabrá más de
ellos". Lobsang Samden, hermano del Dalai Lama, reveló en enero de 1964 que todos los
templos habían sido destruidos y que seis mil familias tibetanas habían sido esterilizadas.
Pero ante las desventuras de las colonias del imperio marxista enmudecen todos los
hipócritas humanistas, esos que fingiendo amor al prójimo claman que Occidente no tenga
ya colonias, es decir, que las deje libres para el avance del comunismo.
La población del mundo asciende a 2,890 millones, de los cuales 971 millones integran
el bloque soviético, gracias a la complicidad de Roosevelt y de sus herederos. Otros 578
millones (entre asiáticos, hindúes y árabes) van deslizándose hacia la influencia soviética o
simplemente al "neutralismo". En total, más de la mitad del mundo ya no está con
Occidente.
LOS DESORDENES EN IBEROAMÉRICA
Y tras el bloque asiático, el bloque africano, el bloque árabe y el bloque hindú, sigue en
turno el bloque iberoamericano para aproximar la influencia del marxismo. (En este caso se
trata de un área de más de veinte millones de kilómetros cuadrados y de cerca de 200
millones de habitantes, que para 1975 ascenderán aproximadamente a 300 millones).
El primer paso ostensible para acercar a Iberoamérica a la influencia marxista se dio en
la junta de presidentes efectuada en Panamá en 1956 al no condenar conjuntamente esa
doctrina, sino a las "dictaduras". Bajo esta palabra convencional masónica los rojos designan
a las fuerzas anticomunistas o a las que no cooperan con ellos. A las dictaduras
bolcheviques les llaman "democracias populares".
En esa junta de Panamá, en 1956, quedaron sentadas las bases —con aprobación de
Eisenhower— para hostilizar internacionalmen-te a los gobiernos iberoamericanos que por
apoyarse en sus propias fuerzas más que en las masónicas, y que por ser de duración inde-
finida (tipo dictadura) constituyen un obstáculo para la comunización de Iberoamérica.
Tales regímenes eran en 1956 los de Batista en Cuba; de Pérez Jiménez en Venezuela; de
Rojas Pinilla en Colombia; de Trujíllo en la República Dominicana; de Somoza en
Nicaragua y de Stroessner en Paraguay.
Los cuatro primeros fueron derrocados y en su lugar se establecieron regímenes
comunistas o tolerantes con la infiltración gradual de procomunistas. Este proceso
internacional para empujar a Iberoamérica hacia el marxismo se inició tiempo antes en
México y en Argentina.
ARGENTINA.—Después de la caída de Perón (en la que jugaron papel decisivo los
judíos Eduardo Vuletich y Abraham Krislavin porque le fingieron lealtad para luego
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