DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 604
Salvador Borrego
un policía y pretendió huir, pero recibió un puñetazo en la cara y quedó detenido. "Ahora
todo ha terminado"... exclamó en ese instante.
A continuación la policía criminalista acumuló los siguientes indicios: Oswald tenía
pólvora en las manos; sus huellas digitales estaban en el rifle del magnicidio; había hilos de
su camisa en el mismo rifle; las balas expansivas que mataron a Kennedy correspondían a
los casquillos vacíos del rifle; éste había sido comprado por Oswald en marzo. Oswald
admitió haber estado en Rusia. Primero negó el magnicidio y después dijo que hubiera
querido matar al gobernador Connaly porque lo había expulsado de la marina. Pidió que lo
defendiera el abogado John Abt, antiguamente relacionado con el caso del traidor
comunista Alger Hiss.
Minutos después de muerto Kennedy, el Presidente de la Suprema Corte de Justicia,
Earl Warren, dijo que probablemente el asesino era "un extremista de derecha". La prensa
soviética decía exactamente lo mismo. Varios periódicos y radiodifusoras de Estados
Unidos empezaron a promover una ola de indignación contra los "derechistas" y los
"racistas", denominaciones que abarcaban a todos los organismos anticomunistas. Al saberse
que Oswald era el culpable y conocerse sus antecedentes (tres horas después de muerto
Kennedy) la naciente ola antiderechista se disipó y comenzó a formarse una terrible
indignación anticomunista. Entonces el Departamento de Estado americano se apresuró a
decir —antes de que pudiera realizarse ninguna investigación— que seguramente Oswald no
tenía nexos con la URSS, ni con China roja, ni con Castro Ruz.
Pero Oswald era símbolo del comunismo internacional y por minutos iba creciendo la
indignación del pueblo americano. En ese crítico momento apareció Jack Ruby y mató a
Oswald, apenas 36 horas después de que éste había sido detenido.
La "Tass", agencia soviética de informaciones, y todos los diarios de la URSS lanzaron
un suspiro de alivio con las siguientes palabras: "El misterioso asesinato de Lee Oswald
cortó de raíz la histeria anticomunista, antisoviética y anticubana que intentó desencadenar
la prensa populachera". (Moscú, 25 de Nov.).
En ese momento el Presideate Johnson ordenó que todas las investigaciones quedaran
en manos de una comisión encabezada por Earl Warren, presidente de la Suprema Corte
de Justicia. Este recogió todo lo actuado por seis organismos investigadores y dijo que creía
que no había cómplices en el magnicidio. Warren no ha disfrutado de la simpatía de
muchos sectores americanos porque como presidente de la Corte se opuso a que las
actividades comunistas fueran consideradas subversión contra la sociedad, porque en
nombre de la separación de la Iglesia y el Estado votó para que se prohibiera rezar en las
escuelas norteamericanas, porque restringió subsidios a colegios católicos y porque en
nombre de la libertad votó en favor de que se permitiera la edición y circulación de tres
revistas para invertidos sexuales. Sin embargo, Warren quedó como máximo jefe del
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