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DERROTA MUNDIAL
republicanos prescindieran del apoyo judío para que pudieran actuar libremente en cues-
tiones de política internacional. Franklin contestó —dice Forrestal en su Diario— que "esto
era imposible, que la Nación estaba demasiado comprometida y que, además, el Partido
Demócrata estaría avocado a perder y los republicanos a ganar con un convenio semejante.
Yo dije que me veía obligado a repetirle lo que le había dicho al senador McGrath, en
respuesta a la observación de este último, de que si no cooperábamos con los sionistas
perderíamos los Estados de Nueva York, Pennsilvania y California. Agregué que creía que
ya era tiempo de que alguien le prestara atención al problema de si podríamos o no perder
también a los Estados Unidos".
Una versión del "New York Herald Tribune" agrega sobre el particular que "Forrestal
hizo un último esfuerzo a fin de obtener el apoyo del Departamento de Estado para su
campaña, pero logró muy poco estímulo... Bernard Baruch le advirtió a Forrestal que se
mostrase menos activo al respecto, ya que tendía a hacerle daño a su posición". (Baruch,
judío, fue consejero de los presidentes desde 1915 hasta 1965).
Y en efecto, los esfuerzos de Forrestal, primero contra el repentino desarme, luego
contra la entrega de China a la URSS y finalmente por evitar que el movimiento judío
siguiera influyendo en la política exterior norteamericana, lo llevaron a un súbito fracaso,
que ciertamente le fue prevenido por Baruch. Una campaña de difamación en su contra
surgió sospechosamente en numerosos diarios y radiodifusoras. No se le atacó por su
política, sino por cuestiones muy ajenas. Incluso se le presentó como un antiguo
defraudador del Fisco y se le infamó al margen de un robo de joyas de su esposa. El
periodista rooseveltiano Walter Winchell abrió el fuego y luego fue secundado por el
columnista judío Drew Pearson.
Truman se apoyó en ese "escándalo y bruscamente le pidió su renuncia a Forrestal,
quien con este motivo tuvo una depresión nerviosa y se internó en el Hospital Naval de
Bethesda, Maryland. La noche del 21 al 22 de mayo de 1949 murió ahí al caer
inexplicablemente desde el 16º piso. Tenía el cordón de su bata anudado al cuello. No
llegó a determinarse si fue suicidio, accidente o asesinato, aunque lo primero parecía poco
probable, pues minutos antes se había visto que Forrestal leía tranquilamente la "Antología
Mundial Poética". Los médicos ya casi lo habían dado de alta y sus amigos que lo visitaron
horas antes lo vieron restablecido y "con nuevas energías para continuar sus actividades".
Así terminó trágicamente la carrera política de Forrestal, ex Secretario de la Defensa,
cuando habiendo palpado la influencia judía, trató de hacerla a un lado en la política
exterior norteamericana. Se atravesó en el camino de un poder gigantesco y fue arrollado.
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El senador McCarthy tuvo un final muy parecido. Después de que reveló la traición del perito
atómico Oppenheimer, judío, y de que logró que fuera destituido, una contraofensiva judía lo ridiculizó
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