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DERROTA MUNDIAL
impávida, este optimismo, esta confianza en nuestro destino que en adelante nada podría
quebrantar"…
El Partido Obrero Alemán permaneció disuelto todo ese tiempo y cuando Hitler
recuperó la libertad inició la tarea de resucitarlo y reorganizarlo. Detrás de su visible
fracaso, sin embargo, contribuyó imponderablemente a trastornar los planes del
movimiento marxista alemán, que en ese entonces era el más poderoso de Europa
Occidental y superior al soviet en diversos aspectos de organización. Muchos esperaban
que en ese año el comunismo diera el golpe decisivo y que Alemania se convirtiera en otro
estado bolchevique, como lo había previsto Lenin. Pero los comunistas no sintieron que el
camino estuviera libre y titubearon. El líder marxista Víctor Serge dice que en 1923 la crisis
inflacionista situó a Alemania al borde de la revolución, "pero la clase obrera estaba dividida
y no actuó; los socialdemócratas retrocedieron ante la oportunidad de asaltar el poder". (Su
libro "Hitler contra Stalin").
Era evidente que la desintegración moral de Alemania no se había obtenido en grado
suficiente (en parte debido al nacionalismo alentado por Hitler) y los jefes del marxismo
siguieron el consejo de Lenin: "La más juiciosa estrategia en la guerra es posponer las ope-
raciones hasta que la desintegración moral del enemigo haga posible y fácil asestar el golpe
mortal".
El resultado fue que el comunismo alemán perdió entonces su mejor oportunidad y el
nacionalsocialismo comenzó a resurgir con más bríos.
En ese mismo año de 1923 las altas esferas políticas del Kremlin sufrieron una
conmoción. El líder bolchevique judío Vladimir Ulianov (conocido mundialmente como
Lenin) enfermó de parálisis y se suscitó una crisis en el poder. El judío Bronstein
(Trotsky), creador del Ejército Rojo y precursor de la revolución, comenzó a perder
influencia y acabó por ser lanzado al exilio; pero no se trataba de una persecución
antisemita, como en el extranjero pudiera creerse, sino simplement e de una división
interna.
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