DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 533

DERROTA MUNDIAL cruzar las líneas aliadas para ponerse a salvo del desenfreno de los rojos. Salvo raras excepciones, la respuesta en todos los sectores fue rotundamente "no". Ni las tropas ni la población de la Alemania oriental deberían escapar a sus nuevos amos soviéticos. Con esto se les condenaba irremisiblemente a la orgía de sangre y vejaciones que avanzaba desde el. Oriente. El general Hilper, comandante de 35 divisiones alemanas que en la región de Estonia retenían a 101 divisiones soviéticas y a 18 cuerpos acorazados, trató inútilmente de que los ingleses aceptaran su capitulación y se le permitiera retirar sus tropas por mar. Un oficial de esos contingentes, el capitán Breuninger, de 25 años, amargamente escribía desde Libau el 8 de mayo: "Hemos combatido contra el bolchevismo, que no es sólo nuestro enemigo, sino el de toda Europa. Hemos visto su paraíso como nadie antes de nosotros... Y cuando se dice que los ingleses han impedido la partida de nuestros barcos, pensamos que alguna vez se acordarán, cuando se vean en los mismos trances". La plaza de Breslau, con 45,000 soldados, se negaba a capitular ante los cien mil sitiadores de las fuerzas de Koniev, pero eran tantos los sufrimientos de la bombardeada población civil que el 4 de mayo el obispo católico Perche y varios capellanes pidieron al comandante Niehoff que diera fin a esa lucha perdida. La capitulación se consumó el día 6. Los captores dieron entonces rienda suelta a los más inconcebibles instintos; oficiales colgados de los pies y quemados como teas humanas; mujeres vejadas en la vía pública, niños ahogados metiéndoles la cabeza en agua... Y la abrumada población de Breslau vio con espanto que tras el infierno del sitio y del combate existía aún otro infierno mil veces peor. En la zona de ocupación americana también ocurrían abusos, como el de matar a culatazos a algunos prisioneros, humillar a otros, asaltar mujeres o despojar a civiles de objetos de valor. "Todos los liberadores —refiere un paracaidista— andábamos cargados de objetos liberados". Pero todo esto eran insignificancias —prohibidas y con frecuencia castigadas por el Mando Americano— junto al desenfreno plenamente autorizado que ocurría en la zona soviética de ocupación. Cálculos incompletos arrojan más de tres millones de civiles alemanes muertos en la Alemania Oriental. Pero quizás lo más terrible fue la suerte de cien mil niños que habían perdido todo contacto con sus padres, y la de doscientos mil niños más que habían desaparecido tras las líneas soviéticas, la mayor parte de los cuales fueron llevados a la URSS o sujetados a cursos de "reeducación" en que perdieron incluso su lengua materna. 207 207 5 años después de terminada la guerra se había logrado reunir con sus padres a solamente 56,550 niños. 533