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norteamericano de contrainteligencia, detestábamos la habilidad de esos hombres, pero
sentíamos un gran respeto profesional por ellos.
Un grupo de doce oficiales alemanes se presentó voluntariamente. Cuando estaban
siendo interrogados, uno dio un paso al frente y dijo: ¡Soy ayudante de Heinrich Himmler!
Otro dio un paso también al frente y dijo: ¡Soy Heinrich Himmler! En seguida pidió hablar
urgentemente con el mariscal británico Montgomery. Quería comunicarle informes de que
los bolcheviques no tardarían en convertirse en enemigos de los anglonorteamericanos, en
Europa, y ofrecía divisiones selectas alemanas para rechazarlos. Al decir que era inminente
un choque entre Occidente y las hordas bolcheviques, parecía más sincero que cualquier
otro prisionero... Luego entró un coronel e insultó a Himmler, quien se puso rojo y ya no
volvió a hablar. Cuando se le intentó hacer un segundo registro, mordió un dedo al dentista
y tragó algo (una cápsula de cianuro de potasio que llevaba en una muela especialmente
perforada) y 12 minutos después murió". Desde 8 días antes de que Hitler muriera,
Himmler se había entrevistado en Lubeck con el Conde Bernadotte, para ofrecer la ren-
dición de Alemania al Occidente, pero no a Rusia. Esta proposición fue rechazada por
Eisenhower.
Von Ribbentrop y Goering, por su parte, también hacían esfuerzos para que
Occidente reconociera el peligro rojo y recogiera la rendición alernana sin derribar el
valladar antibolchevique. Pero la camarilla judía de Roosevelt seguía actuando al lado del
heredero Harry Salomón Truman, y esa camarilla se empeñaba en dinamitar la única
fuerza auténtica que hacía contrapeso en Europa al marxismo judío.
El general Jodl, jefe del Estado Mayor del Alto Mando, trató inútilmente de que
Eisenhower aceptara un armisticio en su sector, sin perjuicio de que siguiera la lucha en el
frente antibolchevique. Viendo lo inevitable, Jodl pidió entonces un plazo de varios días
para girar la orden de suspender el fuego a todas las unidades que combatían contra los
soviéticos, pero Eisenhower exigió que esto se hiciera en el acto y dijo que de lo contrario
ordenaría hacer fuego hasta contra los soldados alemanes que pretendieran rendirse en el
frente americano. El general americano Bedell Smith hizo ver a Eisenhower que
efectivamente Jodl necesitaba un plazo para trasmitir órdenes a unidades muy distantes
entre sí, y se convino que no fuera mayor de 48 horas.
La firma de la rendición incondicional se efectuó a continuación en el Cuartel Aliado
de Reims (mayo 7 de 1945) ante Estados Unidos, Inglaterra, Francia y la URSS. Al
presentarse el general Jodl, ninguno de los asistentes contestó su saludo militar. Al terminar
la ceremonia Jodl pidió permiso de hablar; se puso firme conforme a la tradición prusiana
de corrección marcial, y dijo: "Como consecuencia de esta firma, el pueblo y las fuerzas
atemanas son entregadas, para bien o para mal, en manos de los vencedores. En esta guerra
que ha durado más de cinco años, ese ejército y ese pueblo han logrado y padecido
probablemente más que cualquier otro del mundo. En esta hora sólo puedo expresar la
esperanza de que los vencedores los traten generosamente".
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