DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 48
Salvador Borrego
cómo esperamos aquella noche la presencia de las masas populares que debían venir. Pero
las masas no llegaron y la sesión se efectuó con Los siete miembros de costumbre".
Mediante un aviso en el "Munchener Beobachter", más tarde lograron reunir 111
personas en el "Hofvrauhaus Keller", de Munich.
Los partidarios aumentaban con exasperante lentitud. Entretanto, los organizadores se
reunían en una cervecería a cambiar impresiones. Harrer era partidario de proceder con
suma cautela y de que ciertos principios no fueran proclamados públicamente, sino
difundidos en secreto, a fin de evitar inminentes represalias. Hitler se opuso rotundamente
a esta política. "Todo hombre qué está enterado de una cosa —decía que se da cuenta de un
peligro latente, y que ve la posibilidad de remediarlo, tiene necesariamente la obligación de
asumir en público una actitud franca en contra del mal, en lugar de concretarse a obrar
silenciosamente".
Su punto de vista se impuso al siguiente año, en 1920; Harrer renunció como
presidente y lo substituyó Drexler, y Hitler asumió el cargo de secretario de propaganda.
Organizó luego el primer mitin, si bien con grandes temores de que resultara un fracaso.
Poco antes de la hora fijada "mi corazón saltaba de alegría, pues el enorme local se hallaba
materialmente repleto de gente en un número mayor a 2,000 personas".
Entre los asistentes había numerosos comunistas que al principio silbaban a los
oradores: "Media hora después —dice Hitler defiriéndose a su propio discurso—, los
aplausos comenzaron a imponerse a los gritos y exclamaciones airadas y, finalmente,
cuando exponía los 22 puntos de nuestro programa, me hallaba frente a una sala atestada
de individuos unidos por una nueva convicción, por una nueva fe y por una nueva voluntad.
Quedó encendido el fuego cuyas llamas forjarán un día la espada que devuelva la libertad al
Sigfrido germánico y restaure la vida de la nación alemana".
Sin embargo/aquellos pequeños éxitos no trascendían. Ni siquiera la prensa de la
localidad se ocupaba de ellos, o bien lo hacía en forma desairada. "Daba mucho qué
pensar —agregaba Hitler— el hecho de que frente al poderío de la prensa judía, no existiese
ningún periódico nacionalista de importancia efectiva". En consecuencia, su siguiente meta
fue hacerse de un periódico; en diciembre de ese año logró que el partido adquiriera el
"Voeikischer Beobachter", e introdujo la reforma de qué el diario procurara su propio
financiamiento, en vez de pretender sostenerse con cuotas de los prosélitos.
Hitler mismo creó la bandera del movimiento nazi. El rojo significaba la idea social;
el blanco, la idea nacionalista; y la swástica, "la misión de luchar por la victoria del hombre
ario y por el triunfo de la idea del trabajo productivo» idea que es y será siempre
antisemita".
Asimismo creó las "tropas de orden" para repeler en los mítines las perturbaciones de
los izquierdistas y esas tropas se convirtieron más tarde en "sección de asalto". Mediante
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