DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 42

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Salvador Borrego
" El Berliner Tageblatt y la Munchener Neuste Nachrichten fueron durante la guerra órganos oficiosos del gobierno alemán, y sin embargo, defendían decididamente los intereses judíos. La“ Frankfurter Zeitung”, de la que dependen muchos otros diarios, es genuinamente judía ".
Muy distante del fabricante norteamericano de automóviles que hacía estas observaciones, el general Ludendorff, estratega alemán, " no se explicaba la derrota, de 1918 y presintió que allí actuaban fuerzas ocultas que no encajaban en los cálculos del Estado Mayor ". Después de hacer estudios e investigaciones en este sentido, afirmó que las fuerzas responsables de la derrota de Alemania constituían el poderío secreto del mundo, formado por judíos y masones. Con base en diversos documentos aseguró que éstos habían estorbado la producción de guerra y fomentado la desmoralización en la retaguardia. En su testamento recomendaba a los alemanes un esfuerzo supremo, económico, militar y psicológico, a fin de sacudir la influencia del poderío secreto del mundo.(" La Guerra Total ").
Entretanto, con el uniforme de cabo, Adolfo Hitler ya no pensaba en la arquitectura— que fue su ambición anterior a la guerra—, sino en la“ política”. Le había impresionado sobremanera el triunfo total del marxismo en Rusia y los progresos arrolladores que hacía en Alemania. Lenin anunciaba que las dos primeras etapas del movimiento se habían cumplido ya, dentro de Rusia, y las siguientes se desarrollarían hacia el exterior mediante el apoyo de la dictadura erigida en la URSS. Polonia, inmediatamente, y Alemania después, eran los objetivos más cercanos.
Hitler argumentaba que las derrotas militares no habían sido la causa de la capitulación, porque eran mucho menores a los triunfos alcanzados. Tampoco creía que la economía fuera la culpable de la rendición, pues el esfuerzo bélico de cuatro años se apoyó más en factores espirituales de heroísmo y organización que en bases económicas. Y concluía que todo se había comenzado a minar ya desde años atrás y que la capitulación de 1918 era sólo el primer efecto visible de esa lenta corrosión interior.
Sin duda algo flotaba en el ambiente y era percibido por todos. Lo que Henry Ford denunciaba desde Norteamérica como hegemonía israelita, el general Ludendorff lo identificaba entre sus documentos de Estado Mayor como " poderío secreto del mundo ", y ' un cabo desconocido lo refería así desde su punto de vista de hombre de la masa del pueblo:
"¿ No fue la prensa— decía— la que en constantes agresiones minaba los fundamentos de la autoridad estatal hasta el punto de que bastó un simple golpe para derrumbarlo todo? Finalmente, ¿ no fue esa misma prensa la que desacreditó al ejército mediante una crítica sistemática, saboteando el servicio militar obligatorio e instigando a negar créditos para el ramo de guerra? " Karl Marx fue, entre millones, realmente el único que con su visión de profeta descubriera en el fango de una humanidad paulatinamente envilecida, los