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DERROTA MUNDIAL
pues además de contingentes humanos les suministró 500 barcos, 8,000 aviones, 25,000
carros blindados y medio millón de vehículos, durante los primeros cuatro años de guerra.
Aunque la maniobra italiana para apuñalar por la espalda a las 6 divisiones alemanas,
había fracasado, la situación de éstas seguía siendo precaria. Sus menguados efectivos se
hallaban en inferioridad de 1 a 3 frente a los aliados. Además, tenían racionados el combus-
tible y los proyectiles, y era frecuente que sólo pudieran contestar con un quinto o un
décimo de potencia el fuego del enemigo. Por último, los contingentes alemanes tenían
amenazados su flanco y su retaguardia, debido a la posibilidad de que los aliados realizaran
desembarcos en cualquier punto del extenso litoral italiano.
Precisamente esa oportunidad la aprovechó el 5º ejército americano al desembarcar en
Salermo. La operación estuvo a punto de convertirse en un desastre debido a que los
alemanes reaccionaron impetuosamente, contra lo que se esperaba en vista de sus escasos
recursos. El 5º ejército fue empujado hacia la playa y tuvo que pedir refuerzos a fin de
sostenerse.
Después de encarnizadas batallas el frente alemán fue lentamente desplazándose al
norte de Salermo, y entonces el general Montgomery lanzó una ofensiva en el extremo
oriental, sobre el río Sangro. Esto ocurría en noviembre de 1943 y la situación era tan
ventajosa para las fuerzas aliadas que el sereno Montgomery expidió una proclama
anunciando la victoria: "Es hora —decía-— de hacer retroceder a los alemanes hacia el norte
de Roma... de hecho los alemanes se hallaban exactamente en las condiciones en que
nosotros lo queríamos. Ahora ocasionaremos a los alemanes un golpe colosal". Sin
embargo, no fue así. La 65 división alemana de infantería fue inmolada en esa batalla; para
cubrir su hueco acudió la 26 división panzer y el ataqué quedó dominado. Una vez más el
frente se salvaba de milagro.
En los meses siguientes de ese año los numéricamente muy superiores contingentes
al iados siguieron atacando, pero las ganancias se contaban por metros después de rudas
batallas. Gran parte de los contingentes de Roosevelt y Churchill reforzados por docenas de
países aliados, pudo concentrarse sobre el frente italiano, que para Alemania no era sino
uno de los muchos frentes en que se dispersaban sus recursos armados.
El mariscal Badoglio, entonces jefe del gobierno italiano antialemán, refiere que la
concentración de pertrechos aliados fue tan grande en Italia que todo el mundo esperaba
ahí un súbito desmoronamiento de los alemanes. Agrega que al menor obstáculo que
interrumpía el paso de las tropas aliadas "empezaba a funcionar una numerosa artillería con
una cantidad fantástica de municiones; y así hora tras hora seguían martilleando Con fuego
acelerado, aunque no quizá demasiado preciso, los centros habitados y aun los accidentes
del terreno, y no interrumpían el fuego ni siquiera cuando nuestros campesinos
procedentes de la zona batida por la artillería les aseguraban que ya no había ni la sombra
de un enemigo y se ofrecían a acompañar a las tropas en su avance... La desilusión y el
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