DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 397
DERROTA MUNDIAL
nuevo porque Adolfo había puesto el suyo nuevamente en el bolsillo. 'Canalla, feto' —
gritaba Adolfo— '¿estás loco?' El hombre no respondió, ni tampoco lo hizo cuando lo
golpeó de nuevo, ni tampoco cuando le dio una sonora cachetada. Por último, Adolfo le
miró, movió la cabeza, le quitó el arma, le obligó a subir al auto y a sentarse adelante. Yo
pasé a sentarme atrás y tomé el revólver del autor del atentado. Es la cuarta vez en este
año, dijo Hitler furioso y arrancó". (Más tarde las SS se hicieron cargo del detenido; no fue
posible obtener de él ninguna confesión y al día siguiente se le ejecutó).
En 1943 se generalizaron los brotes de la oposición del movimiento judío y Hitler
abandonó su viejo propósito de llegar a una transacción pacífica mediante el
establecimiento de un Estado israelita al oriente del río Vístula. Fue entonces cuando
ordenó tratar con mano de hierro a todos los oposicionistas o sospechosos. Se hicieron
varias redadas, pero no todas tuvieron éxito. El Ministro Goebbels anotó en su Diario el 7
de marzo: "A causa de la conducta miope de los industriales que advirtieron
oportunamente a los israelitas, no pudimos ponerles la mano encima a unos 4,000 de los
que se habían infiltrado en las grandes fábricas". El hebreo siempre ha sido muy hábil para
eludir a sus perseguidores y ganar compasiva ayuda hasta en las filas de aquellos a quienes
calladamente odia y combate.
El 22 de enero de 1943 Hitler había despedido al ministro Hjalmar Schacht porque
no mostraba entusiasmo en la causa alemana. Lo que no sospechaban ni Hitler ni la
Gestapo era que Schacht venía conspirando desde hacía años. Aun cesado, siguió
haciéndolo, aunque con más precauciones. Fingía cacerías a las que invitaba al capitán
Struenck, que en realidad era su enlace con el Almirante Canaris, traidor que ocupaba el
puesto de Jefe del Servicio Secreto Alemán. Schacht y Canaris ayudaban a numerosos
judíos que por sus actividades corrían peligro de ser capturados.
En el Ejército y en la Marina también había gente que sin una cabal comprensión
política encubría a los israelitas, quizas pensando que eso era un inocente acto de
humanidad. El general Siegfried Westphal afirma ("El Ejército en Cadenas") que el
antisemitismo era mal visto por muchos militares y que a espaldas "del Alto Mando se logró
retener a algunos oficiales de ascendencia judía. Añade que Hitler y Goering se referían
frecuentemente al Estado Mayor General como "la última logia masónica de Alemania".
El general Gíiderian refiere que a principios de 1943 el general Von Rabbenau le
presentó al Dr. Goerdeler, quien le pidió nombres de descontentos y le reveló planes de
conspiración, encabezados por el gener al Ludwig Beck (ex jefe del Estado Mayor General).
Guderian pulsó a varios compañeros suyos y luego se negó a ayudar. Los conspiradores
tenían incluso comunicación indirecta con el Gobierno británico, cuyo ministro de
Relaciones Exteriores, Edén, creyó frecuentemente que Alemania estaba a punto de
desmoronarse por dentro.
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