DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Página 352
Salvador Borrego
Mientras, los copados han tenido que reducir su ración alimenticia a 200 gramos de
pan, un plato de caldo y 20 gramos de carne de caballo. Más tarde es frecuente ver
soldados royendo huesos de caballo. Después de noventa días de combate este ayuno es
desastroso y hay hombres que pierden hasta 20 kilos de peso. Cada soldado recibe una
dotación diaria de 30 cartuchos para utilizarlos sólo en desesperados casos de defensa
personal. La capacidad de fuego va mermándose a cada momento que pasa. Después que
se cerró el cerco las condiciones higiénicas han empeorado y los casos de disentería au-
mentan. El servicio médico resulta insuficiente en la emergencia y las bajas crecen
desalentadoramente. No siempre las avanzadas pueden relevarse en un plazo razonable y
de nuevo hay numerosos casos de congelación; las extremidades se hielan hasta quebrarse
como si fueran de cristal. La única esperanza son las fuerzas de Hoth que arremeten por
fuera del cerco.
El 19 de diciembre, casi un mes después de consumado el sitio, el 4o. ejército de
Hoth llega a 48 kilómetros de Stalingrado. Desde allí es ya visible el resplandor de la
batalla que sigue sosteniendo el 6º ejército, encerrado entre las ruinas de la presa que
trataba de ganar.
El general Hoth lleva una larga impedimenta con 3,000 toneladas de víveres, gasolina y
municiones para entregarlas a los copados en cuanto se logre hacer contacto con ellos. Por
momentos parece que el milagro se va a realizar.
En estas horas decisivas las tropas del general Hollidt se disponían a lanzar otro
ataque para perforar el cerco soviético en sus líneas occidentales, pero en el flanco norte
de Hollidt varias divisiones italianas huyen ante el rumor de un ataque ruso. Esto abre otro
boquete en el frente y Hollidt tiene que ceder tropas para cubrirlo, lo cual imposibilita su
ataque hacia Stalingrado. El 4º ejército de Hoth también tiene que deshacerse de la 6ª
división blindada para cubrir el sector de los italianos.
¡Con cuánta razón Stalin había dicho que ni los italianos ni los rumanos contaban
para él como enemigos! Hopkins le preguntó en una ocasión si no habían aparecido tropas
italianas en el frente y Stalin contestó riendo: "El ejército soviético no cuenta con otras
divisiones que las alemanas”.
Frustrado así el ataque de Hollidt, sólo queda a Von Manstein el mermado 4º
ejército de Hoth para tratar de romper la trampa. Al 4º ejército se le enfrentaban primero
cinco divisiones soviéticas, pero luego fueron reforzadas por el 51º ejército y poco
después por el 2º de la guardia. Los tanquistas y la artillería antitanque alemanes no se
daban punto de reposo tratando de abrirse paso para auxiliar a sus camaradas copados.
"Era abrumador ver aquellas manos fraternas hacia nosotros tendidas".
En opinión de Von Manstein hubo algunos momentos en que el 6º ejército pudo
haber salido de la trampa si hubiera empujado resueltamente. El 18 de diciembre Von
Manstein pidió a Hitler autorización para que se realizara esa maniobra, pero Hitler puso
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