DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 332

Salvador Borrego En ese momento la victoria en el Cáucaso se hallaba al alcance de la mano, con todas las desastrosas implicaciones para la URSS, pero dos sucesos se combinaron para frustrarla. Primero, resulta que en la retaguardia de esta ofensiva el 6º ejército alemán tropezaba con dificultades muy extrañas, como si todos sus movimientos fueran adivinados por el enemigo, y tal cosa obligó al frente del Cáucaso a cederle gran parte de sus tanques y casi toda su artillería antiaérea. Simultáneamente, el frente soviético del Cáucaso lanzó nuevas reservas a la lucha utilizando grandes envíos de armamento hechos por Roosevelt y Churchill, incluso ochocientos av iones. Sin embargo, las fuerzas de Von Kleist, aunque privadas de la mayor parte de sus defensas antiaéreas, siguieron empujando lentamente y llegaron hasta Ordzhonikide. Sus avanzadas ocuparon el Monte Elbrús el mayor de Europa, con 5,658 metros de altura. Este frente se hallaba entonces a dos mil kilómetros de la frontera alemana y sus comunicaciones a través de territorio enemigo eran muy precarias. Semanas enteras los tanques carecían de combustible, el cual en ocasiones llegaba en camellos y a veces era saboteado en el camino. En la zona petrolera de Ordzhonikide los contraataques soviéticos se vigorizaron. Pero eso no era lo peor. En la grandeza impasible de las montañas y de los valles floridos del Cáucaso se cernió súbitamente una amenaza; imprevista y mortal. Al sobrevenir la crisis alemana en Stalingrado, quedaba casi a descubierto toda la retaguardia de los dos ejércitos de Von Kleist. En esas condiciones el frente del Cáucaso se tornó insostenible y Von Kleist inició una penosa maniobra para retirar a través de 700 kilómetros a sus dos ejércitos, compuestos de 25 divisiones. Eran en total 700,000 hombres incluyendo a todos los servicios de retaguardia. Tan sólo los heridos del primer ejército panzer sumaban 25,000. Las primeras nieves del invierno de 1942 y el constante fluir de nuevas reservas soviéticas se conjugaron para hacer más difícil la maniobra, que se prolongó hasta el deshielo del año siguiente. Tropas del 17º ejército combatieron entre pantanos y lluvias incesantes para mantener abiertos los caminos de escape. Ningún atrincheramiento era posible y menudeaban los combates cuerpo a cuerpo. Los comandantes de la fogueada 13ª división blindada alemana decían que jamás habían visto dificultades mayores. Para el transporte del 1er ejército blindado se requerían 155 trenes, que naturalmente no los había. Von Kleist combinó entonces una maraña de contraataques y repliegues escalonados y logró mantener en orden todo el frente. Fue una filigrana de táctica hasta alcanzar bases más seguras en Ucrania. El 14 de enero el 1er ejército blindado terminó su repliegue hasta Rostov para salir de la trampa en cierne. Su frente, que se hallaba inicialmente hacía el sur, quedó hacia el oriente para afrontar al alud soviético que descendía de Stalingrado. Entre tanto, el ejército 332