DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 273
DERROTA MUNDIAL
con admirable denuedo, según se estrechaba el cerco. El 17 de febrero fue el día en que
las operaciones llegaron a su punto culminante. Los rusos realizaron esfuerzos
sobrehumanos. La situación era extremadamente crítica. Durante los días 18 y 19 hubo
muchas horas difíciles. El 20 de febrero terminó la batalla de Rzhev, acción decisiva en la
campaña invernal del frente oriental".
Hasta ese día —según anotación hecha por el ministro Goebbels en su Diario—las
bajas alemanas ascendían a 199,448 muertos; 708,351 heridos (incluyendo 112,627 casos
de congelación), 44,342 dispersos. Total 952,141.
La tarea de abastecer a los combatientes era un problema logístico espantoso para
los alemanes, que se hallaban a más de 1,000 kilómetros de sus bases. Cada división
requería 200 toneladas diarias de abastecimientos vitales, lo cual significaba cada día más de
36,000 toneladas para todo el frente. Las precarias comunicaciones, la nieve y los sabotajes
empeoraban aún más la situación. Aunque la Luftwaffe había operado al máximo de sus
energías durante el verano y el otoño, en que destruyó en tierra o en el aire a 22,000
aviones enemigos, durante la crisis de invierno se le exigió un supremo esfuerzo para
auxiliar a las tropas aisladas en los "erizos". Todos los peritos coinciden, en que ese esfuerzo
de combate y transporte de víveres causó una herida irreparable a las fuerzas aéreas
alemanas.
El 30 de enero Hitler habló ya con más seguridad sobre el frente y reiteró su
determinación de no capitular. "El pueblo alemán —dijo— puede tener también una
seguridad: mientras yo viva no se repetirá un 1918. Nunca arriaré esta bandera... Este 30
de enero os aseguro que no sé cómo terminará esté año. No sé si terminará la guerra...
Señor: dadnos fuerzas para defender nuestra libertad contra el comunismo; para
defenderla para nosotros, para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, y no solamente
para el pueblo alemán, sino para toda Europa, y así realmente, para toda la humanidad".
En su cuartel general, Hitler dijo a su ayudante Borman: "Ya sabe usted que siempre
odié la nieve; siempre la he aborrecido. Ahora ya sé por qué. Era un presentimiento... Hoy
puedo decirlo ya: durante las dos primeras semanas de diciembre, perdimos mil tanques y
nos quedaron dos mil locomotoras fuera de servicio".
119
El general Guderian, analizando la situación después de la guerra, escribió que los
planes de Hitler en Rusia eran realizables si las operaciones hubieran comenzado, antes,
119
En esos días Hitler recordó el ataque italiano a Grecia, con todas sus tremendas consecuencias y
comentó: "Si hubiese podido atacar en abril, tal como lo planeaba, habría tomado Moscú y Leningrado
antes de que se echase encima el invierno. Pero no pude hacerlo a causa de la ayuda que tuve que
dar a Italia".
273