DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 27

DERROTA MUNDIAL era propiamente comunista, que nada había que temer y que una encuesta "indica que Lenin, Trotsky, Stalin y otros son anticomunistas". 6 Mientras tanto, los rusos anticomunistas no recibían ayuda, los bolcheviques recibían armas y dinero que les enviaban diversos magnates hebreos del extranjero, y finalmente fue vencida la contrarrevolución de Oeniken. El judío Alejandro Kerensky (originalmente apellidado Adler), que se había infiltrado en el gobierno del zar para ayudar secretamente al triunfo de los comunistas, emigró después al Occidente para presentarse como "anticomunista". Bajo ese disfraz mantuvo contacto con los rusos exiliados, auténticamente enemigos del comunismo, y fue un factor decisivo para dividirlos y neutralizarles sus esfuerzos. (Control de la acción y de la reacción). LOS DOS ELEMENTOS QUE FORMARON EL BOLCHEVISMO Es siempre costumbre que el triunfo tenga muchos autores, auténticos o no, y que en cambio todos rehuyen la paternidad de los fracasos: pero el triunfo de la revolución rusa es una de las excepciones de esa regla. Por lo menos hasta ahora sólo se ha atribuido fragmentaria y tenuemente a la comunidad israelita. Y esto no obstante la evidencia de que la base ideológica de la revolución rusa la crearon los judíos Marx y Engels; la pusieron en movimiento social Lenin, Zinoviev, Kamenev, Bronstein y otros israelitas; la solapó y ejecutó a medias el hebreo Kerensky; la ayudaron económicamente desde EE. UU. Los magnates Kuhn Loeb, Félix Warburg, Otto Kahn, Mortimer Schiff y Olef Asxh-berg, y la hicieron posible agitando a las masas proletarias un sin número de comisarios israelitas, como judíos eran —simbólicamente— 10 de los 12 revolucionarios que ejecutaron a la familia real de los Romanof. Uno de los modernos profetas del semitismo, Teodor Herzl, ya había advertido antes del triunfo de la revolución rusa: "Somos una nación, un pueblo... Cuando los judíos nos hundamos, seremos revolucionarios, seremos los suboficiales de los partidos revolu- cionarios. Al elevarnos nosotros subirá también el inmarcesible poder del dinero judío" ("Un Estado judío"). Son numerosísimas las huellas que los israelitas dejaron en la pre- paración y la consumación de la revolución rusa, pero por uno u otro motivo la difusión de estos hechos ha sido tan lenta y fragmentaria que generalmente suenan a inverosímiles o fantásticos cuando se les conoce en toda su magnitud. Ni la universalmente reconocida seriedad de Henry Ford libró a esas revelaciones de las dudas que lógicamente producen: 6 El mismo Mathews presentó en 1958 a Castro Ruz como un abnegado libertador de Cuba. 27