DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 257
DERROTA MUNDIAL
LA QUE PARECÍA SER LA ÚLTIMA BATALLA
Una vez concluida la batalla de Kiev, el 2º ejército blindado de Guderian y el 2º
motorizado de Von Weichs se reincorporaron a fines de septiembre a las fuerzas mermadas
de Von Bock en el sector central. Desde principios de agosto la infantería de Von Bock
luchaba a duras penas para sostenerse en sus improvisadas trincheras al oriente de
Smolensk y rechazar los crecientes contraataques de una segunda ola de reservas soviéticas.
Todo un nuevo y poderoso grupo de ejércitos —el tercero que se confiaba a Timoshenko—
iba concentrándose amenazadoramente a 300 kilómetros al suroeste de Moscú. El gigante
bolchevique aún no perdía la cabeza, mas parecía que esos recursos, aunque formidables y
de primer orden, eran ya el fondo de su arsenal.
Von Bock se hallaba impaciente por reanudar la ofensiva sobre la capital soviética.
"Insistía más que Hitler arguyendo que ambos lados se encontraban exhaustos y que sólo la
superior fuerza de voluntad decidiría la lucha", según refiere el general Blumentritt. Los
mariscales Von Rundstedt y Von Leeb no compartían ese punto de vista. Sin embargo,
había muchas probabilidades de que Von Bock estuviera en |o justo porque más de 200
divisiones soviéticas habían sido ya totalmente puestas fuera de combate por las 145
divisiones alemanas; otras 100 divisiones rusas se hallaban gravemente diezmadas y algunas
de ellas hasta en franco proceso de disolución.
El Estado Mayor General Alemán había calculado antes de la invasión que Rusia no
dispondría en 1941 de más de 300 divisiones. En agosto fue evidente que esa cantidad era
errónea, pues 360 habían sido identificadas ya. Pero aun así —con 360 divisiones
enemigas— la victoria alemana se hallaba dentro de lo posible.
El mariscal ruso Timoshenko había perdido gran parte de su grupo de ejércitos en las
batallas gemelas de Bialystok y Minsk; reforzado con una primera ola de reservas y
aprovechando la experiencia adquirida, dio en Smolensk una encarnizada pelea, aunque
al final fue nuevamente derrotado. La calma que luego hubo en ese sector le permitió
recibir y organizar una segunda ola de reservas, o sea ocho ejércitos con 70 divisiones,
cuyas bases se hallaban cerca de Moscú. Era ése el contingente más poderoso de todo el
frente ruso y abundaban los indicios de que se trataba de la última reserva (movilizada y
armada) del ejército rojo.
En ese momento se abrían dos caminos: o la meta numero uno era la captura de
Leningrado, conforme al Plan Barbarroja de Hitler, o bien, debería ser la captura de
Moscú, como lo querían Von Bock (comandante del Grupo de Ejércitos del centro), Von
Brauchitsch (comandante del Ejército) y Halder (Jefe del Estado Mayor).
Según el Plan Barbarroja, los ejércitos blindados 3º y 2º, de Hoth y Guderian,
deberían capturar Smolensk y a continuación ser transferidos al sector norte para ocupar
Leningrado. Y luego, eliminado ya el frente norte, concentrar todas las fuerzas del norte y
257