DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 14

Salvador Borrego Y en el caso concreto de la guerra pasada este abismo se ha hecho más oscuro porque los adelantos que la técnica ha puesto al servicio de la difusión del pensamiento — radiogramas, cablegramas, libros, películas, folletos, etc. — tienen su anverso positivo de orientación; y su reverso negativo de confusión, según el sentido en que se les utilice. En la guerra y después de ella se les ha utilizado para confundir. Un diluvio de crónicas con dosificada intención de libros aparentemente históricos, de radiodifusiones y de películas bajo la influencia intangible de los mismos ocultos inspiradores, oscurecen situaciones, infiltran deformaciones. Nada tiene así de extraño que aun los espíritus más serenos, objetivos e imparciales —para no hablar de masas carentes de opinión propia— lleguen a conclusiones erróneas. Por eso muchas conciencias firmes han hecho insensiblemente suya la forma ajena y capciosa de plantear el problema internacional de la segunda guerra. Una vez dado ese primer paso en falso, los siguientes son erróneos también, y por eso es tan frecuente que hombres de profunda comprensión y sólido criterio confiesen ahora su desconcierto ante los sucesos internacionales. Un nuevo examen de lo que ocurrió, y por qué ocurrió, puede aclarar los sucesos presentes y ayudar a prever los futuros. El monstruoso engaño que el mundo padeció al inmolar millones de vidas y al consumir en fuego esfuerzos inconmensurables, para luego quedar en situación incomparablemente peor que la anterior, no es obra del azar. Si el resultado sólo fuera desorden quizá nada habría de sospechoso. Pero en la bancarrota que el mundo occidental afronta ahora se oculta un admirable tejido cien acontecimientos. Dentro del aparente desorden hay un eslabonamiento admirable de hechos que obedecen a un mismo impulso y que marchan hacia una misma meta. Detrás de todo esto hay "una inteligencia y una fuerza. La situación actual no es el resultado fortuito del desorden, sino la notable culminación de una serie de actos que se enlazan siguiendo una secuencia y un camino. Occidente se halla de pronto en el momento más comprometido de su historia, pero su desgracia no ha descendido de accidentales sucesos. Ha sido labrada minuciosa y escrupulosamente. Examinando los orígenes y el desarrollo de la segunda guerra surgen luces que explican el presente. Tal es el objeto de este libro. Muchos de los que vieron desaparecer las falanges macedónicas; de los que presenciaron la caída de Alejandro, el asesinato de César, la capitulación de Napoleón, creían asistir a acontecimientos comunes y corrientes, pero estaban presenciando los fulgores que enciende cada zig-zag de la historia. 14