DERROTA MUNDIAL
INTRODUCCIÓN
Es una neutra remembranza volver la mirada a los días extraordinarios de la segunda guerra mundial únicamente con el prolijo escrúpulo de citar fechas y relatar sucesos. Es un lujo de ociosidad volver la mirada al pasado sin el empeño de obtener luces para el presente. Pero conociendo mejor el origen de lo que ocurrió y dé lo que ahora ocurre, más podrá preverse lo que está por ocurrir. Sin esta función específica toda aportación a la historia— y aun la Historia misma— se reducirían a simple curiosidad o pasatiempo.
Es un hecho que aún no silenciado del todo el fuego que durante seis años mantuvo vivo ese siniestro organismo de muerte que fue la segunda guerra mundial, el mundo se halló súbitamente en el umbral de otra guerra más destructora e incierta. Durante seis años la humanidad se creyó luchando por la paz definitiva, mas los acordes de su victoria fueron ensombrecidos por la amenaza de un cataclismo todavía mayor.
Durante seis años el mundo creyó luchar por la bandera de libertad y democracia que los países aliados, enarbolaron a nombre de Polonia. Pero al consumarse la " victoria ", países enteros— incluyendo Polonia misma— perdieron su soberanía bajo el conjuro inexplicable de una VICTORIA cuyo desastre muy pocos alcanzaron a prever.
Un asombroso y súbito resultado, después de seis años de aparente lucha por la libertad y la democracia y la paz definitiva, sorprendió al mundo: ya no era la libertad de los polacos— libertad perdida totalmente, pese a la " VICTORIA "— la que se halla en riesgo, sino la libertad del mundo entero; ya no era simplemente la conquista de mercados entre las grandes potencias la que se balanceaba- en juego, sino el destino del pueblo norteamericano, y en cierta forma el de América; el destino de Alemania y la Gran Bretaña, y así el de Europa entera también.
En los orígenes del conflicto armado que empezó la madrugada del primero de septiembre de 1939 palpitaron ya los gérmenes de lo que ahora ocurre y de lo que está por venir. En lo acontecido entonces se filtran ya las sombras de lo que el futuro nos reserva. En el reverbero de la segunda guerra mundial hay relámpagos que alumbran los decenios y quizá los siglos por llegar.
Mucho se ha hablado de la guerra. Un mar de datar casi inagotables abruman y abrumarán por mucho tiempo a los primeros historiadores. La mayor parte de estos datos son jeroglíficos; incluso los hechos y las cifras, pese a lo concluyente de su calidad concreta, son frecuentemente apenas símbolos o frontispicio de realidades más profundas.
Querer entender esta guerra y el monstruoso engaño que el mundo sufrió con ella, viendo simplemente ese mar de datos, es lo mismo que contemplar, clasificar o relatar apariencias de inscripciones cuneiformes y suponer que ya con esto se CONOCIÓ la civilización sumeria. Entre los símbolos y su significación media un abismo.
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