DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 123
DERROTA MUNDIAL
En seguida Hitler se dirigió al Premier británico Neville Chamberlain, en los siguientes
términos: "...He empleado toda mi vida en luchar por una amistad germanoinglesa, pero la
actitud de la diplomacia británica —por lo menos hasta ahora— me ha convencido de la falta
de sentido de este intento. Si ello cambiara en el porvenir, nadie podría ser más feliz que
yo".
En respuesta, la prensa inglesa azuzaba a la opinión pública para forzarla a la
movilización militar, que seguía siendo popularmente rechazada porque el pueblo juzgaba
inútil una nueva guerra contra Alemania.
El 25 de agosto Hitler volvió a tender amistosamente la mano a Inglaterra y hasta le
propuso una alianza germano británica. Hablando con el embajador inglés le dijo que
estaba dispuesto “a concluir acuerdos con Inglaterra, los cuales garantizaran por parte de
Alemania en todo caso la existencia del Imperio británico y de ser necesario, la ayuda
alemana dondequiera que esta ayuda sea precisa. Por último, el Führer asegura de nuevo
que no tiene interés en los problemas occidentales y que se halla fuera de toda
consideración una rectificación de fronteras en el Oeste".
Pero ese mismo día los gobernantes ingleses —es justo precisar que el pueblo era ajeno
a esas maquinaciones— dieron otra despectiva respuesta al llamado de Hitler y firmaron con
Polonia un pacto, para prestarle ayuda militar si era atacada por Alemania, pese a que
sabían perfectamente que esa ayuda era imposible. Polonia corría como caballo desbocado
hacia el abismo y los estadistas occidentales le apretaban más las espuelas.
El historiador británico capitán Liddell Hart afirma en su libro "Defensa de Europa"
que la promesa de ayuda militar a Polonia fue inmoral porque era imposible cumplirla. "Si
los polacos —dice— se hubieran dado cuenta de la imposibilidad militar de Inglaterra y
Francia para salvarlos de la derrota, es probable que no hubieran presentado tan terca
resistencia a las originalmente moderadas demandas de Hitler. Dantzig y el Corredor
Polaco". Pero los polacos no podían darse cuenta de la forma criminal en que se les estaba
usando como mecha de la guerra; previamente la propaganda informativa judía los había
engañado y soliviantado.
"He sido por mucho tiempo y muy de cerca, observador de la Historia contemporánea
—agrega el historiador Hart— para que no me queden ilusiones acerca de las bases morales
de nuestra política exterior. Cuando alguien me dice que de pronto reaccionamos ante la
amenaza que el sistema nazi representaba para la civilización, lo único que me queda es
sonreír tristemente". Así, pues, los gobernantes ingleses empujaron a Polonia al suicidio a
sabiendas de que no podrían salvarla. Y los gobernantes franceses h icieron otro tanto. El 26
de agosto Francia le reiteró a Alemania que daría todo su apoyo militar a Polonia. Hitler le
repuso que Alemania no tenía ningún motivo de fricción con Francia y qué esa actitud
germanófoba carecía de fundamento.
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