Death Note N°1 1 | Page 18

18 Death Note / September, 2016

Así, millonario es verdad, pero sin la oportunidad de gozar plenamente el descubrimiento que hizo en el Apark’ora, Fermín se marchará hacia Lima, en donde trabajará con su cuñado en el envasado de atún. Por su cuenta, Bruno ganará fama de loco: está convencido de la pureza del indígena, de su impulso para el trabajo y su espíritu cooperativo; por tal razón, nombra como albacea de su hijo (reconocido) a Rendón Willka, regala más tierras, defiende en diferentes estancias los derechos de los indios y emprende una cruzada contra aquellos que los atacan.

Lastimosamente, la llegada de la Wisther and Bozart, de sus camiones y excavadoras causará una perturbación sin precedentes: los vecinos comprobarán que no tienen lugar en los planes de la compañía, y marcharán hacia Lima (a unirse a todos los demás indios y serranos que viven en la mendicidad de las barricadas); quemarán la iglesia como acto simbólico y se lamentarán de su suerte como nunca antes. No hay posibilidad de resistirse, el consorcio se escuda en la fuerza pública, los sargentos y militares se imponen por la fuerza ante quienes protestan contra la mina, y no tienen miramientos a la hora de ajusticiar.

Esta es la época en la que, llevada por el espíritu de venganza, Asunta mata a Cabrejos, el ingeniero que vendió el pueblo a ese consorcio explotador; pero es un hecho que no soluciona nada: las atrocidades continúan; más y más obreros llegan de pueblos aledaños para trabajar en la mina, y los territorios antes cultivados empiezan a expropiarse para edificar en ellos plantas, caminos y acueductos. Es el fin de San Pedro: sobre su horizonte tranquilo ahora llegan por montones prostitutas, borrachos, indios sometidos; los ingenieros hacen y deshacen a su antojo ante la aprobación de los militares; y la lucha por la tierra entre los pocos propietarios que quedan y la compañía se vuelve encarnizada.

Al final, el panorama no puede ser más desalentador: los indios de San Pedro de Lahuaymarca serán asesinados impunemente, perderán las tierras donadas por Bruno, quien a esa altura estará en la cárcel, acusado de comunista y de contribuir al desorden público. Fermín regresará al pueblo para dedicarse al cultivo y a la cría, pero tendrá una lucha trazada con el consorcio y, por ende, el peligro inminente de morir. Asimismo, el proceso de unión indígena liderado por Rendón Willka será aniquilado casi de raíz con el fusilamiento de éste; y la Wisther and Bozart pasará por encima de cualquier respeto hacia la naturaleza o los habitantes del lugar.

José María Arguedas