De las ciudades redondas a los anillos espaciales | Page 42
De las ciudades redondas a los anillos espaciales
En el espacio estarían libres de terremotos, hura-
canes, excesivas presiones atmosféricas, atmósferas opa-
cas o actividades volcánicas por ejemplo, además de
poder sincronizar su traslación a un periodo de veinti-
cuatro horas, pero se perdería la comodidad de tener el
planeta más cerca y accesible.
Además, los sistemas magnéticos de gravedad
planteados con anterioridad no son unos auténticos sis-
temas eficaces, más bien son sistemas de gravedad au-
xiliares y aunque solo se utilizasen para los momentos de
caminar y desplazarse, no son comparables a los de tipo
centrífugo. También es verdad que muchos planetas y
lunas tienen su propia fuerza de gravedad y los métodos
magnéticos solo serían un complemento. No obstante,
en las lunas con poca gravedad sería lo más destacado y
podría llegar a resultar desagradable. En cualquier caso
no está del todo claro qué método es el mejor.
Unos electroimanes o placas magnéticas perma-
nentes se colocarían en el suelo, pero un poco por de-
bajo para reducir su intensidad, los permanentes estarían,
sobre todo, en las zonas de paseo habitual y los electroi-
manes en las zonas como viviendas en las que no es ne-
cesario que funcionen de un modo continuo.
El mayor defecto de este sistema de gravedad es
que solo actúa sobre materiales sensibles al magnetismo
y no sobre todos.
Otra de las ventajas de vivir en la superficie de los
planetas consistiría en que allí no existiría el riesgo de
perder los gases de reacción de las naves, al quedar
atrapados por la gravedad planetaria, de este modo
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