De las ciudades redondas a los anillos espaciales | Page 38
De las ciudades redondas a los anillos espaciales
de kilómetros no excesiva. A cierta distancia parecería
que estuvieran formando un anillo espacial. En la Tie-
rra, serían unas mil ciudades separadas cada una de ellas
por unos cien kilómetros.
Para comunicar las ciudades unas con otras, solo
sería necesario que las naves de transporte se colocasen
en una órbita distinta a la ocupada por el anillo espacial
y, de este modo, avanzarían o retrocederían con respecto
a él.
Si se alejasen del planeta, las naves retrocederían
con respecto a las ciudades; si se acercasen al planeta,
las naves avanzarían con respecto a ellas. Cuando llega-
sen a la ciudad a la que querrían ir, ocuparían su misma
zona orbital y se encontrarían paradas con respecto a
ellas.
Con el fin de evitar la pérdida de los recursos pla-
netarios en el espacio, las naves de comunicación po-
drían estar propulsadas por energía fotónica es decir
energía pura recogida del sol. Esta energía tiene poco
impulso cinético, pero en el espacio es muy abundante
y resuelve el problema de tener que sacar gases del pla-
neta para usar en la propulsión.
Otras formas de solucionar el problema sin tener
que recurrir al planeta y de conseguir masa de reacción
de modo indefinido serían los siguientes:
Usar los meteoritos recogidos en el espacio: Pero
usarlos para la propulsión sería un inconveniente porque
se ensuciaría el espacio, además, al acelerarlos en los
motores se convertirían en incómodos proyectiles.
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