De las ciudades redondas a los anillos espaciales | Page 30
De las ciudades redondas a los anillos espaciales
zas G de aceleración que pudieran soportar los cilin-
dros se aplicarían del mismo modo que en un autobús en
la tierra, es decir que los procesos de aceleración y fre-
nado de la nave no se interferirían con la fuerza gravita-
toria generada por los cilindros en movimiento.
Cada cilindro primario llevaría a su vez múltiples
cilindros secundarios en su interior que girando cada uno
a distinta velocidad, dotarían a cada uno de ellos de la
misma gravedad, los cilindros más próximos al eje da-
rían las revoluciones en menos tiempo con el fin de ge-
nerar las mismas fuerzas G que los exteriores, única-
mente el eje del cilindro se descartaría para las zonas
habitables.
De este modo, el suelo tendría una ligera curvatura
que aumentaría en las plantas más próximas al eje. Sin
embargo, los pasajeros prácticamente no lo notarían,
pues dentro de cada sección o habitáculo solo se produ-
ciría una mínima parte de la curvatura total del cilindro
y, además, se podrían utilizar placas rectas para el suelo.
Por lo tanto, estas naves o ciudades espaciales tendrían
todas ellas una estructura fija y rígida exterior y múlti-
ples cilindros giratorios interiores, unos dentro de otros
todos orientados en el sentido de la dirección.
El sistema centrífugo integrado es el sistema de
gravedad que más se asemejaría al existente en la Tie-
rra. Desde un punto de vista científico, podría decirse
que es idéntico al terrestre, pero al revés, pues no se trata
de una fuerza que nos atrae hacia dentro, sino de una
fuerza giratoria que nos impulsa hacia fuera, pero limi-
tada dentro del cilindro. Estos dos sistemas de gravedad
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