De las ciudades redondas a los anillos espaciales | Page 15
Antonio Pinto Renedo
más frecuente de comunicación con el resto del planeta
y los viajes serían más cortos. Las naves no necesita-
rían de amplios aeropuertos para aterrizar, sino que se
aproximarían a los hangares describiendo una trayecto-
ria circular y, una vez junto al asignado, se dirigirían a
él de frente y se posarían con suavidad; estos hangares
no estarían en el suelo, sino en los laterales de la ciudad,
ocupando cada una de sus plantas. Vistas desde lejos,
estas ciudades tendrían una imagen multicolor debi-
do a la gran cantidad de luces que surgirían de los
hangares que las rodearían y de los ventanales de la
cúpula central.
En todo el planeta Tierra podría haber unas mil de
estas ciudades, con unos diez millones de habitantes por
ciudad. En las plantas inferiores circularían los vehícu-
los de transporte urbano, encima de ellas habría zonas
peatonales, sobre las zonas peatonales fábricas y oficinas
y sobre estas viviendas particulares, la cúpula central se
reservaría para los edificios de gobierno y de la admi-
nistración de la ciudad. En estas ciudades nada se des-
aprovecharía y todos los residuos ciudadanos serían re-
ciclados y vueltos a utilizar, así las ciudades ya no ne-
cesitarían estar en la proximidad de los ríos como antes,
pero el proceso de reciclaje iría más allá que la recogida
y tratamiento de los residuos, pues ya desde su produc-
ción estarían regulados para su posterior reciclaje. Por
ejemplo se podría prohibir el uso de vidrio para el en-
vasado de alimentos o bebidas, excepto cuando exista
un compromiso de recogida. En cuanto a las zonas ver-
des, estas se situarían principalmente en el exterior de
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