La Naturaleza pinta al oleo bodegones en los barros de las Minas de Mazarrón.
Jardines de flores, ambrosias y fuegos de artificio, la pareidolia nos llama, desde una complejidad inexplicable, de repetidos patrones y sintonías, que engalanan las esquinas de un charco, modesto en un vasto espacio, pero sublime cuando una mirada certera, descubre un frágil tesoro.
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