16 Víctor Sáenz Barrón
encontraban pegadas a la pared , o dentro de la casa si llovía , pero aquel día estaban justo en el centro . En cualquier caso , los duendes solían tener muy mala memoria , así que Lórrim y Maka tampoco se preocupaban por ese tipo de cambios y disfrutaban el momento .
Fueron conscientes de que el grandote de la calva se había levantado porque sus crujidos se oían casi tanto como el chirriar de la puerta que daba a la cocina . Maka quería probar el brebaje de la niña , que había ido detrás de su abuelo , segura de que estaría mucho más rico que lo que bebía el anciano .
Subir hasta arriba no era una tarea sencilla , ya que estaba muy alto para ella , pero trepó por las patas de la silla y luego de la mesa , apoyándose en las grietas del antiguo material . Una vez arriba , tenía claro qué hacer . Inclinó el vaso elegido y los mofletes de la duende se llenaron hasta los topes antes de ingerir el líquido marrón .
—¡ Argggh ! — exclamó —. ¡ Es dulce , pero sabe horrible ! Nunca me había pasado nada semejante .
Lórrim miró la enorme botella de cristal que reposaba en el suelo , aplastando el verde césped . Afinó la vista para entender lo que ponía en la etiqueta , que señalaba en letras grandes « COLA ».
—¡ No me extraña ! Aquí pone que está hecha de cola . Supongo que será de ratón . — Hizo un gesto que mostraba repugnancia —. ¡ Baja antes de que nos pillen ! —¡ Qué asco ! Eso solo se le puede ocurrir a un gigante … — Es a ti a quien le gustan sus comidas y bebidas . — Pero esto no , esto es … raro . Un chirrido metálico provino del acceso trasero de la casa con tejado a dos aguas . Todavía no se habían atrevido a explorar debidamente la planta baja , mucho menos la de arriba o la buhardilla . Había cierta discusión respecto a si esa última contaba como piso o no , opinando cada uno de forma distinta , tema que