¿Cómo llega a Valladolid?
Yo vengo a Valladolid en 1967 acompañando a mi marido que viene aquí a trabajar. Mi director de tesis doctoral conocía al catedrático de la facultad de Derecho, Lucas Beltrán Flores, al que escribió una carta de presentación. Así fue cómo aparecí en la facultad de Derecho.
¿A qué dificultades se enfrentó usted durante su formación y docencia?
En mi época éramos escasas las mujeres, pero tampoco tenemos grandes quejas. Yo recuerdo que cuando sacamos las Cátedras de Escuela de Comercio eran tres plazas y quedamos para el sexto ejercicio dos mujeres y un hombre. Iluminada García Díaz, que entonces era catedrática en Madrid, me llamó y me dijo: "piensa que sacas el número tres, porque el tribunal es entero de hombres". Yo le dije que sacaría el número dos, fui una insensata. Salimos el número uno Milagros y el número dos yo.