Cultura a la Mexicana Vol. 1 | Page 2

El centro: entre bares y cantinas Restaurante Bar la Faena

entre bares FaenFaena

y cantinas Restaurante Bar la Faena

Por: Romero Sandra

Vargas Adela

La tarde del 28 de Septiembre la calle Madero, se colmó de gente, parecía darle un sentido nuevo al centro histórico.

Entre botargas, disfraces coloridos y frases célebres la capital tomó otra perspectiva más amable e inquietante.

Cada una de las calles del centro histórico muestran tesoros culturales que nos remiten a tiempos de esplendor en las épocas virreinales, colonial, porfiriana y del naciente México moderno. En el centro aún se puede caminar tranquilamente e invita a conocer cada uno de sus rincones y la historia que hay detrás de bares y cantinas más famosas, donde se mezcla el pasado y el presente convirtiéndose en su gran atractivo. Por ejemplo, en la calle 5 de Mayo, que alojan a comercios inaugurados a principios y mediados del siglo XX donde se encuentra el “Bar Opera”, el segundo bar más viejo de todo México, famoso por la leyenda del disparo al techo de Don Porfirio Diaz.

Al entrar pareciera que la época porfirista regresa, sus paredes cuentan por sí solas la historia de la ciudad, los colores son tenues y predomina el marfil cafés y dorados.

Después se dirigió a la calle de Independencia 26, donde se encuentra la cantina “El Tío Pepe”, establecida desde 1874 en el Barrio Chino considerada la cantina más antigua de la ciudad de México.

Al anochecer se encontró una pequeña entrada que resguarda a “La Faena” un pasillo gigantesco lleno de murales con referencia a taurinos, azulejos con frases típicas y puntadas picantes dan la apariencia que en el lugar, ubicada en Venustiano Carranza 49, Centro. Es excelente para la diversión siendo la cantina más grande del DF y la segunda más grande del país, después del Circo, ubicada en Tequila, Jalisco. Éste el primer museo taurino de la ciudad, el concepto surgió gracias a las fiestas que ahí realizaba la gente dedicada al toreo.

El rescate del Centro Histórico prueba que el deterioro urbano no es irreversible. Un marco de armonía provoca respeto.