Culdbura18 invierno 2022 | Page 95

Homicidios involuntarios

―¡ Principios ! Eso es lo que esta gente no tiene , Zuli , principios . Dicen que vienen a trabajar , pero , ¡ quiá !, no vienen a trabajar ; vienen a follar nacionales ― defendía doña Eloísa sus inamovibles principios morales .
Doña Eloísa ya rondaba los 90 . Se le notaba en la voz que de dulce había pasado a chillona ; en el rostro , que marcaba todas las evidencias de sus experiencias vitales ; y en las palabras , adheridas a la infancia y juventud de su tiempo .
Zulima , por el contrario , era una mujer de mediana edad , hermosa de piel , ligeramente oscura y brillante . Conservaba la belleza serena de la mujer madura y un punto de coquetería del pasado perteneciente a esa feminidad que nunca buscó ser igualitaria en la expresión de las de su sexo , pero sí ante la ley .
Hoy había quedado con un hombre .
Mantenlo a raya , Zuli . Las jóvenes aún tienen años para dejarse engañar y tiempo para sufrir por su ceguera ; pero a nuestra edad ya hay que elegir con cabeza .
¿ Voy así bien , doña Eloísa ?
Le gustaba que doña Eloísa juzgara sus vestidos y su imagen , pues aunque de generaciones muy separadas siempre había algo en su punto de vista que la ayudaba a mejorar bien el atuendo , bien la raya de los ojos , bien el peinado .
―¡ Bien !
Y la examinaba de arriba abajo comentando si las sandalias de tacón alto con una tira ancha para sujetar los pies la hacía esbelta o desequilibraba sus proporciones , si la cuarta de piel visible por encima de las rodillas , donde comenzaba el vestido , era suficiente ― para doña Elvira la mezcla entre unas piernas atractivas y ligeramente provocativas para el macho no eran necesariamente impúdicas ni imprudentes ; para eso , pensaba , ya estaban las quinceañeras , esas que creían que la elegancia en el vestir o que la belleza del cuerpo estribaba en enseñar el culo , algo que según ella no siempre lo tenían ideal ― y en ese caso cómo el vestido acentuaba la cintura que , efectivamente , ya no era “ cinturita de abejita ” sino de mujer madura , lo cual acentuaba su feminidad . Luego se detuvo en el pecho : los tonos marrones y ligeramente violáceos del vestido como ondas en mil playas dulcificaban , con el suave moreno de su piel , el paso de la tela a la carne . Lo hacía firme . Y con las finas tiras agarradas a sus hombros realzaba aquel hermoso busto . Podíamos decir que el escote que llegaba hasta el cuello , firme y poderoso , era proporcional a la distancia entre rodilla y vestido . Existía pues , un equilibrio de estética composición . ¿ El cuello ? Columna , mástil de aquella sonrisa imperturbable ante el halago o la grosería . Doña Eloísa dejó la boca , los ojos y el maquillaje para otro momento .
― Querida , si los hombres no te miran al pasar es que han dejado de ser hombres ,

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