Culdbura18 invierno 2022 | Page 157

puesto las tres dosis y me inyectaré todas las que me propongan , aunque solo sea por el efecto placebo que puedan ejercer sobre mí durante unos pocos días . ¿ Qué no hay tantos muertos como en otras olas , como en la inicial sobre todo ? No hay tantos muertos porque los ya muertos , aquellos que adolecían de extrema debilidad y de comorbilidades graves , no pueden volver a morir . No hay tantos muertos porque el virus , a fuerza de darle oportunidades , se ha hecho más infectivo y transmisible , si bien en detrimento de su letalidad . He aquí el quid del asunto . Se está atribuyendo a las vacunas el mérito que única y exclusivamente es del virus . Y esta transformación del virus bajo la denominación de ómicron ha servido , está sirviendo , a gobernantes y expertos para justificar la mentira que hasta ahora han venido manteniendo a machamartillo , que las vacunas eran eficaces de una manera o de otra . La variante ómicron , como ha llegado para sustituir a todas las anteriores , les ha venido al pelo , porque esta sí , qué casualidad , reconocen que escapa a las vacunas en cuanto a infectividad se refiere , si bien , qué suerte , dicen que los “ chupitos séricos ” continúan previniendo casos graves y hospitalizaciones , cuando la realidad es que la ómicron provoca una enfermedad bastante menos grave también entre los no vacunados , hecho que gobernantes y expertos admiten , contradiciéndose . Y , para colmo , con la incidencia diaria desbocada , y ante las fechas borreguiles por excelencia que se avecinan , adoptan como única medida de contención el uso obligatorio de las mascarillas en exteriores , con las estúpidas excepciones de siempre ( siempre que no se pueda mantener la distancia de seguridad y otras igual de aberrantes ), eso sí . A la población no le va a quedar otra que encomendarse a la Divina Providencia (“ A quien Dios se la dé , san Pedro se la bendiga ”), que es lo que ha venido a decirles Sández , tan ateote él , en su última comparecencia sobre el coronavirus . Las medidas auténticamente restrictivas las deja ( en cogobernanza con los otros diecisiete pecados capitales ) para después de Reyes ( segurísimo que les ha pedido una cinta métrica de la señorita Delcy Rodríguez ). Pero ¿¡ dónde coño está el caballo de Pavía ¡?
También cabe la posibilidad de que el virus reviente de indigestión , temiendo en cuenta los atracones que se está embaulando , antes del 6 de enero , de acuerdo con lo que yo interpreto de las palabras de algunos entendidos , que barruntan que las incidencias bajarán tan abruptamente como han subido en cuestión de una semana o dos a partir de Nochevieja .
¡ A la mierda ! Se acabó por mi parte hacer más crónicas sobre esta pandemia . Se acabó . Me despido de la primera persona , damnificada por el vecino del piso de arriba , a la que he invocado con profusión en entregas anteriores de este cronicario , entre parte y parte de guerra o entre diatriba y diatriba ( o conversación amigable , que de todo ha habido ) mantenida con el virus . Estrecho la mano , también , de esa primera persona en su faceta de coplero . Mando un abrazo , asimismo , al paseante y a los lugares y gentes a los que este saludaba como si se estuviera despidiendo de ellos para siempre . No sé si me queda persona de la que despedirme . Dese por saludada en todo caso . ¡ Ah , sí ! Se me olvidaba . El virus . ¡ Adiós , cabrón !, ahora que te tengo cogido por los huevos y no puedes responderme .
Le dejo el testigo ( él verá si lo recoge ) a Arturo Bandini , adolescente todavía , tan interesado como está en hacerse escritor .
José María Izarra

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