acaba por decirnos que es la niñez el único lugar en el que es posible la fe alegre y confiada . Seguramente porque en la niñez la palabra todavía no tiene el atrevimiento de interpretar las cosas , de explicarlas ; solo las contempla .
Es momento de volver a la música . Hasta ahora nos han acompañado las palabras , nos han ayudado a entrar en la arquitectura sonora , nos han mostrado el camino . Pero la Novena sinfonía de Beethoven es más que su cuarto movimiento , como la tercera de Mahler es más que los dos centrales que hemos comentando . La música no solo envuelve versos y ritmos . Cuando las palabras resbalan , los razonamientos se empantanan y las metáforas se embarullan , siempre se puede pedir asilo en ese enjambre de puntos con sus ganchitos , sus líneas y sus signos auxiliares . Sí , no hay que olvidar que la música se hacía primero para ser vista . Y luego , si parecía bien a los entendidos en esos jeroglíficos , se pasaba al oído para que otras gentes , seguramente menos instruidas , pudieran apreciarla .
Así se llega a la entraña mística que mueve la gigantesca epopeya de la música alemana . Unos años después del estreno de la tercera sinfonía de Mahler , Wittgenstein nos dice que lo importante es eso de lo que no se puede hablar : eso que debe andar en otra parte , donde ya no queden palabras : lo místico . Wittgenstein , que compartía con Mahler , entre otras cosas , lugar de nacimiento y antepasados judíos , buscaba refugio en el silencio .
D ’ Alembert y Kant como buenos ilustrados que eran ponían la música a la cola de las artes . Después de todo , para el siglo XVIII ( y para todo lo anterior ), el arte solo podía aspirar a ser imitación de la naturaleza , y , claro , a qué demonios imita la música . Hubo que esperar al romanticismo para hacernos comprender a los tiempos modernos que el arte y la música son la expresión del alma del artista que busca su reflejo en la del espectador . Por eso , la música , con su privilegiada capacidad de decir sin hablar , pone en contacto las almas y sus cuitas a través de sus sonidos y toma un papel esencial entre las artes . Cuando nos perdemos en los sonidos de Beethoven o de Bach o de Mahler algo candoroso vuela a nuestra alma . Después de tanto dolor , de tanto sufrimiento , el perdón de la tercera sinfonía de Mahler nos devuelve a esa niñez soñada llena de certezas y , sobre todo , de alegres melodías .
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Alfonso Hernando
Nota : Las traducciones que aparecen proceden de las páginas web citadas : Kareol , Wikipedia , con algunas modificaciones menores . He tratado de que fueran suficientemente fieles a los textos originales . Todas las músicas citadas son conocidísimas y se pueden escuchar en multitud de versiones . Únicamente quiero señalar que , en el caso de la tercera sinfonía de Mahler , he disfrutado sobre todo de la estupenda versión grabada en directo el 19 de agosto de 2007 en el Festival de Lucerna por la orquesta de Festival de Lucerna , las voces femeninas del coro Arnold Schönberg , el coro infantil Tölz Boys ( ambos de Viena ) y Anna Larsson , contralto , todos ellos dirigidos por Claudio Abbado ( Disponibe en Youtube , otra ventaja de estos tiempos de Internet , en el enlace : https :// youtu . be / 9Yr720ftjaA ).