y , por último , los muertos hodiernos del gran catálogo pecuario , hasta conseguir la inmunidad del rebaño .
―¡ Malditas vacunas ! ―¡ Cate , virus ! ― Pues que hable … ―¿ Quién ?
No he vuelto a encontrarme a mí mismo desde aquel día . Me perdí , lo recuerdo con claridad , ya dentro del portal correspondiente a los números 46-48 de la calle Santa Clara , donde había llamado mi atención la que supuse sería la esquela que me había tenido en estado de expectación durante más de un mes ; pero no , no lo era ; aquella esquela estaba titulada con mi nombre . No pude arrancarla , por inaccesible , desde fuera , y por eso palmeé los botones del portero automático , a través del cual y tras varios “¿ Quién ?” de otros tantos vecinos sin respuesta por mi parte , uno de los requeridos , a quien debía de importarle un bledo quién fuera yo , me franqueó la entrada . Tampoco desde dentro me fue posible arrancar la esquela ; desde
Página 120
Eloy Luna
― La primera persona … pero tú no . ―¿ Quién ? ¿ El coplero ?
― No , la primera persona . Ella ya sabe quién es . dentro , parecía estar por fuera . A partir de esa circunstancia , todo en mi memoria empezó a ser discontinuo ; todo , retazos de un pasado indeterminado , que , en cualquier caso , no tenía argumento alguno . Desde aquel día no he vuelto a encontrarme a mí mismo . Ni siquiera estoy seguro de haber salido del portal referenciado . De lo único que estoy seguro es de que no he vuelto a hacer el recorrido del que , hasta entonces , había sido mi paseo habitual de por las tardes . Al menos no soy consciente de ello . En realidad ,