eficaces en un porcentaje entre el treinta y casi el setenta por ciento a los veintitantos días en una primera dosis ; y por encima del noventa por ciento con la pauta completa . Eran muy eficaces y se suponía que su efectividad fuera muy buena ; ahora bien , quedaba en ellas un resquicio de ineficacia , tasado entre el uno y el diez por ciento , que iba a permitir al SARS-CoV-2 seguir colonizando organismos para hacerlos enfermar . En consecuencia , el virus no iba a desaparecer así como así . Desde luego , a pesar del clima de euforia que la proximidad del verano y la superación de la cuarta ola habían despertado en el mundo occidental al norte del ecuador , fomentado por gobiernos y agentes económicos , las noticias medio solapadas que saltaban a la actualidad de vez en cuando , no eran como para lanzar las campanas al vuelo . A finales de mayo , ya se habían notificado unos cuantos casos de personas vacunadas con la pauta completa que se habían infectado . Sin ir más lejos , en España , más concretamente en Cataluña , cinco internos de un geriátrico habían contraído el covid , y habían tenido que ser hospitalizados , a pesar de haber recibido ya los dos viales de la vacuna de Pfizer , una de las más poderosas . En el peor de los casos , sin embargo , con el permiso de las variantes del virus que fueran apareciendo y con la ayuda inestimable de las vacunas , que deberían adaptarse a las circunstancias de resistencia que les planteara el patógeno , la enfermedad iba a ser más fácilmente controlable en tiempos venideros .
― O sea , que alguna esperanza tengo ― se dice para sí el virus .
Esperanzas para la gente y esperanzas para el covid-19 . Más para el uno que para la otra , o más para la otra que para el uno , dependiendo no solo de lo cabrón que se pusiera el virus o de lo bien que se adaptaran las vacunas , sino de manera trascendental , de la actitud y aptitud de las autoridades políticas competentes en los diferentes territorios . En España , por ejemplo , se podrían haber ahorrado unos buenos miles de muertos si cuando se anunció la pandemia el Gobierno no hubiese tardado tanto en reaccionar ( China quedaba a más diez mil kilómetros y la enfermedad no era tan grave como la pintaban ), no hubiese permitido los actos multitudinarios que favorecieron la expansión del patógeno , hubiera tenido claro los consejos que debía transmitir a la ciudadanía ( que el uso de la mascarilla era imprescindible en todo lugar y en todo momento , y que la distancia de seguridad era importante siempre que se llevara la mascarilla puesta , y que cualquier distancia dejaba de ser de seguridad siempre que se llevara la cara al descubierto ), y no los había tenido claros nunca , de tal forma que los consejos transmitidos , cuando no eran contradictorios ( si se salía a la calle por alguna urgencia o simplemente a pasear , el paisano debía ponerse la mascarilla ; pero si salía a correr , no ) o , lo que es peor , contraproducentes ( guardando una distancia de metro y medio o dos metros , sobraba la mascarilla ). En España , también , el Gobierno debería haber sido más cauto cuando , al finalizar el primer gran embate del bichito , anunció a bombo y platillo que se lo había vencido ; volvió a actuar mal cuando delegó la gestión de la pandemia , a partir de la segunda ola , a los gobiernos regionales ; cuando decretó la finalización del estado de alarma , dejando a las comunidades autónomas sin el instrumento legal para imponer las restricciones a las libertades de circulación y de reunión , que tan eficaces se habían mostrado contra el coronavirus ; cuando , por motivos de rivalidad política , volvió a aplicar el estado de alarma en Madrid ; cuando , por estos mismo motivos y por otros de rentabilidad política ( había pasado lo peor y convenía recobrar el protagonismo cedido a las comunidades ), amparándose en una decisión ni mucho menos unánime del Consejo Interterritorial de Salud , había promovido un semáforo sanitario para transitar por “ la novísima normalidad ”. Pero qué podía esperarse de un Gobierno y de un país que rebajaba hasta la condición de intrascendentes cuestiones fundamentales como la economía , las relaciones exteriores , la seguridad interior , el trabajo y el bienestar de las personas y elevaba a la categoría de lo superior , el feminismo rancio , el lenguaje inclusivo , el cambio climático ( consistente en decir , cuando hace
Página 115