—Es que el Vesubio había vuelto a ex-
plotar en dos ocasiones, una a finales del
siglo XXI y otra en el siglo XXIII, sepultando
con sus cenizas los cuerpos de miles y miles
de turistas que deambulaban por la zona. Por
lo que la cantidad de nuevos moldes a relle-
nar para incorporar al “Museo Volcánico de la
Humanidad” era ingente, y fue necesario re-
currir a los turistas forzosos para ir incorpo-
rando más y más moldes de los fenecidos
durante las erupciones vesubianas. Aunque,
a diferencia de los del siglo I, los nuevos mol-
des solían tener generalmente sólo dos tipos
de posturas, los correspondientes a la erup-
ción del siglo XXI, haciéndose auto-fotos con
su teléfono móvil, y los correspondientes a la
del siglo XXIII copulando, aunque aquí sí que
se encontraban ligeras variantes en cuanto al
tipo de postura adoptada para la coyunda.
—¿Pero cómo detectaban si una per-
sona había permanecido en su domicilio más
de siete días seguidos? —le interrogué nue-
vamente, ya que todo aquello se me esca-
paba de las manos a la hora de poder
razonarlo y asimilarlo con meridiana claridad.
—Bueno, es que cada individuo humano,
nada más salir de la probeta placentaria (tie-
nes que pensar que la reproducción sexual
ya no existía) 7 es numerado y puesto a dis-
posición del Ministerio de Turismo Planetario,
donde inmediatamente le implantan unos ad-
minículos con los que poder viajar con sus
adoptadores (o padres adoptivos), lo que
ocurría, como ya he dicho, cuando el bebé
probeta alcanzaba la edad de cuatro años.
Mi querido detective, o paradetective
(como a él le gusta autodenominarse), co-
menzó a explayarse con la descripción de
esos aparatos con los que se completaba al
ser humano que salía de las probetas y antes
7 De hecho, en el libro de Pirismann se cuenta que
los nacimientos deben ser encargados oficialmente
al Departamento de Eugenesia Planificada. Los
neonatos no son esterilizados hasta después de ser
púberes y después de haberles extraído durante un
par de años, una cantidad de semen u ovarios
considerables, los cuales pasarán a formar parte del
Banco Mundial de Gametos Humanos.
de ser entregado a la persona, o personas,
que habían hecho el encargo del “Proyecto de
Humano Beato 8 ”. De los dispositivos que les
implantaban, dos eran los principales:
-Una APO o “Almohadilla Polivalente
Obligatoria”.
-Un DCR o “Dispositivo Corrector de la
Realidad”.
Las almohadillas, tal y como su nombre
indica, y tal y como las describe Pirismann en
su libro, tienen una apariencia igual a las que
ahora usamos para proteger nuestras cervi-
cales en los largos viajes. Sin embargo, en
realidad, eran unos computadores cuánticos
de muy poco peso, con los que el Gobierno
Eudaimónico obtenía todo tipo de datos re-
ferentes a la vida cotidiana del ciudadano tu-
rista, como por ejemplo lugares a los que
viajaba, número de fotos por día 9 , gramos de
engorde o de adelgazamiento cada 24 horas,
etc.
—¡¡¿Pompeya?!! —le pregunté todo ex-
trañado—. Marte lo puedo entender, pero
¿Pompeya?
Por otro lado, también se le debía apli-
car al neonato de cuatro años el preceptivo
Corrector de la Realidad, o DCR, que consis-
tía en una especie de enormes gafas de es-
quiar que iban conectadas a la almohadilla
polivalente mediante un cable del color que
a uno le gustase. Con este dispositivo, el Go-
bierno Eudaimónico corregía automática-
mente posibles imágenes distorsionadoras
del feliz y cándido entorno en el que debía de-
sarrollarse la vida de todo ciudadano viajero.
Por ejemplo, si en tu camino apareciese algo
desagradable como un animal muerto, inme-
diatamente el DCR lo corregirá y lo convertirá
8
Hay que especificar que el término beato lo
utilizaban en su acepción de “feliz” y no de
“santurrón” o persona beatificada por el Papa,
personaje este que, por supuesto, no existirá en el
siglo XXX.
9
Los ciudadanos viajeros están obligados a
realizar un mínimo de 1500 fotografías por día. En
caso de incumplimiento se aplicarán las sanciones
oportunas. Si son pocas fotos las que faltan para el
cupo, casi seguro que deberán pasar una semana de
turismo forzoso en el desierto del Gobi. Pero si no
llegan a 1000 las imágenes tomadas, el ciudadano
se verá sometido a trabajos sociales como cuidador
de equipajes en las estaciones lanzaderas de
turistas. (Ya no habrá aviones sino lanzaderas de
500 pasajeros como mínimo)