culdbura nº 14 Culdbura nº 14 | Page 41

Estamos ya tan unidos al fallido jardín y a su historia que, cuando nos encontramos el famoso poema de Gerardo Diego (1896-1987) sobre el Ciprés de Silos, nos saca de nosotros y nos lleva en su verticalidad al océano de lo inmenso. Enhiesto surtidor de sombra y sueño que acongojas el cielo con tu lanza. Chorro que a las estrellas casi alcanza devanado a sí mismo en loco empeño. Cuando te vi, señero, dulce, firme, qué ansiedades sentí de diluirme y ascender como tú, vuelto en cristales, como tú, negra torre de arduos filos, ejemplo de delirios verticales, mudo ciprés en el fervor de Silos Mástil de soledad, prodigio isleño, flecha de fe, saeta de esperanza. Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza, peregrina al azar, mi alma sin dueño. El famoso soneto escoltado por tres cipreses Tomamos un descanso para vagar un poco al tun tun. Pinsapos y abedules resisten tenaces, algunos sauces todavía conservan incluso el cartel. Algunos otros, el carpe y algunos olmos, son ya un puro esqueleto. Sobre este bonito panel, borrado e ilegible, se en- cuentra esta declaración con evidente ansia de eterni- dad. Hasta ahora lo va consiguiendo. Aunque también es verdad que eso mismo pen- saba el que diseñó el panel con todos sus dibujos y ex- plicaciones.