culdbura nº 14 Culdbura nº 14 | Page 40

Este poema ha perdido la verticalidad que tuvieron y tienen los demás, y yace hori- zontal en el suelo, como para asegurar que es doblemente ruinoso. Vagabundeando por los alrededores nos salen dos poemas de Machado al encuentro: el célebre A un olmo seco y el también muy conocido Por tierras de España. Entre medias descubrimos una prosa poética de Cernuda (1902-1963) que habla del amor a los árboles… El paisaje se va metiendo dentro de nosotros. En un rincón se encuentra una breve, brevísima poesía de Jorge Guillén (1893-1984), quizá el poeta español que más ahonda en el paisaje: Una dorada luz (-es por la tarde, ya es setiembre bajo un sol de Otoño-) fuego sobre el envés de algunas hojas, más sosegadas que las amarillas, dispuestas a morir en su hermosura. LAS HOJAS DE UN TILO Casi sin querer recordamos otro breve poema de Guillén: Tiempo en profundidad: está en jardines. Mira cómo se posa. Ya se ahonda. Ya es tuyo su interior. ¡Qué transparencia De muchas tardes, ya para siempre juntas! Sí, tu niñez, ya fábula de fuentes. El desvencijado jardín que nos acoge es también sin duda tiempo en profundidad. El prodigioso verso final nos lo explica todo. No nos podemos extrañar de que Lorca (1898- 1936) lo cite en su Poeta en Nueva York y elabore una paráfrasis sobre él con el telón de fondo de la ruidosa gran ciudad, tan diferente del mundo ahondado en el que nos sitúa Jorge Guillén.