Para profundizar la actividad con los cursos más grandes se puede trabajar en grupos la ley n ° 26.485 de protección integral a las mujeres. Debatir sobre la creación de esta ley, ¿ por qué creen que tuvo que crearse?, ¿ de qué protege a las mujeres?, ¿ qué es la violencia de género?; pensar en qué situaciones las niñas o mujeres pueden sentirse incómodas y finalmente debatir entre todos y todas, formas de cuidado colectivo.
• ¿ De qué forma podrían relacionarse de forma cuidadosa, respetuosa, en condiciones de igualdad entre mujeres y varones?
Pistas para quien coordina:
La sociedad de consumo además de objetos nos lleva a consumir modelos, ideales y maneras de ser. Entre ellas, una manera de ser varón, y una manera de ser mujer. Cuestionar los estereotipos de género es una posibilidad de habilitar otras emociones y otras maneras de vincularnos. Por ejemplo, que los varones también puedan llorar cuando lo necesitan, o que las mujeres puedan utilizar su destreza física si les da placer.
El género es una construcción cultural y no algo predeterminado biológicamente. Ser varón o mujer en una sociedad es una construcción y como tal, puede modificarse. Por ejemplo, no es natural que las nenas se vistan de rosa y los nenes de celeste, es algo que se construyó y se sostuvo socialmente. Esa construcción conlleva definiciones sobre el disciplinamiento de los cuerpos y las emociones. Dice qué se puede sentir y qué no, qué se puede hacer y qué no, a qué se puede jugar y a qué no, de qué se puede trabajar y de qué no, etc. Las prácticas relativas a la sexualidad, las normas de convivencia, la manera de expresar los afectos, la división de tareas laborales, las formas de relacionarse están determinadas por ese disciplinamiento y tiene efectos tanto en varones como en mujeres. A su vez, estas diferencias, se inscriben en un marco más amplio que se denomina“ patriarcado”, donde el lugar del varón siempre es superior al de la mujer, así las diferencias se traducen en desigualdades.
Asimismo es fundamental advertir la relación estrecha que hay entre los estereotipos de género y los consumos problemáticos. Los estereotipos de género promueven y refuerzan modos de ser, actitudes, comportamientos y maneras de afrontar la vida según un modelo estipulado tanto para varones como para mujeres. Hay análisis que plantean la relación entre los consumos que cada género hace y los estereotipos de género. Así, por ejemplo, si un varón está mal, según el estereotipo no debe exteriorizarlo, no puede compartir sus emociones, debe poder soportar el malestar,“ hacerse macho”; así como también debe ser siempre el mejor dotado, el más rendidor, el más competitivo. En el caso de la mujer, ella según el estereotipo debe poder – muchas veces estando sola- cuidar a todos los que lo necesitan, hijos, padres, familiares, sanos y enfermos, hacer las labores domésticas, trabajar para mantener la casa, estar estéticamente linda y en forma, etc. Ante exigencias tan grandes, el recurso del consumo muchas veces puede utilizarse para dispensar un alivio, aplacar malestares, u ofrecer un bienestar que de otro modo tal vez no se está consiguiendo.
Por todo ello resulta fundamental integrar reflexivamente las cuestiones de género en todo lo que hacemos, transmitimos y pensamos, promoviendo una perspectiva que permitirá distinguir otras formas, múltiples, plurales, de transitar las biografías y modos colectivos de cuestionarlos para construir alternativas de cuidado.
Es importante tener en cuenta que la desigualdad de género y las problemáticas sociales asociadas se encuentran profundamente arraigadas en la cultura, por lo cual se sugiere remitirse a la ESI para profundizar esta temática imprescindible de abordar con todos y todas.
Cuidados en juego, nivel primario
49