Cuentos que me contaron de la Vía Férrea Cuentos que me Contaron de la Vía Férrea | Page 59
relámpago le servía de compás al capitán para
orientar la piragua entre las oscuras aguas lacustres.
Aún, sus erráticas fulguraciones intermitentes
incitan su contemplación en las profundidades de la
cuenca lacustre; motivan al fabulador de historias a
concertar tramas en el lindero de lo indescriptible y al
hacedor de prosa a plasmar sus encantos, al
escudriñador de secretos naturales a definir y modelar
sus procesos; a enrumbar piraguas por nortes
requeridos en noctámbulas estampas. Las noches en
predios surlaguenses siguen siendo muy peculiares.
Sombras intermitentes colman sus espacios terrenales
acompasadas
de
resplandeceres
fulgurantes
y
silentes; retorcidas hebras radiantes dibujan senderos
atómicos vinculantes de procesos electrostáticos en
altas elevaciones atmosféricas; sus luces despedidas
se fraguan en las profundidades de nubes asomadas
con intermitencia natural. Son oscurantinas salpicadas
de
rayos
y
resplandores
permanentes
en
las
temporalidades de la noche. Casi siempre, durante
cada noche del año, el fenómeno ha deslumbrado con
su enigmática belleza a sus pobladores. Así ha sido y
será, hasta que cambien las condiciones que las
originan. Ha sido así, desde los primeros reportes
escritos de aquellos viajeros de altas latitudes, pero,
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