Cuentos que me contaron de la Vía Férrea Cuentos que me Contaron de la Vía Férrea | Page 36
amalgamado; a lo mejor fue el mismo temor de
enfrentar fuerzas desconocidas. No encontraron nada,
ni siquiera carbón que diera a pensar que el tesoro fue
convertido en el negro vegetal por los malos
pensamientos de alguno de ellos; quizás el difunto no
quiso cederlo a ninguno de los buscadores y lo corrió
a otro lugar de los patios. También pensaron que no
esperaron el tiempo requerido o cavaron en sitio
equivocado. Mientras tanto Papá culpaba a Nerio de
su incredulidad, y de que no se habían cumplido con
los tres
responsos
previos
requeridos
para el
descanso del alma del difunto, o de que no se
confesaron
con
antelación
para
emprender
la
búsqueda. Lo cierto es que el apetecido entierro se
esfumó, se volvió sal y agua, y sirvió para acentuar
nuestros temores a la hora de salir de noche al patio a
realizar las acostumbradas necesidades.
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