EL SECUESTRO DE PEDRO JORAL
Por Ana
Hoy, nos propusieron a River Tyson y a mí un nuevo y curioso caso. Resulta ser la desaparición del guardia de seguridad del museo de arqueología, Pedro Joral. Antes de la tragedia, Joral viajaba en un tren, donde encontró a un ex-amigo que había tenido un accidente, y había perdido la pierna izquierda.
-Me resulta extraño, ¿es la última persona con la que habló?- dije.
-No, señor, habló conmigo, desde luego que también habrá hablado con el jefe, después de ayudarlo a levantar del suelo.- dijo su compañero más cercano.
-¿Qué le pasó a su jefe?
-Cayó de las escaleras principales y se quebró dos costillas.
-Mmm… está bien, muchas gracias.
Después de horas, en la seccional…
- Esos datos son pocos, pero no vienen mal, al contrario Tyson.
-Pero Boris, ¿tiene usted alguna idea entre los puños?
-¡Ah! Tyson, me decepcionas, ¡Pues claro!
-Mi señor, debo decirle que Joran tampoco era un santo, fue un ladrón en sus tiempos, también habló con su padre por la mañana, ahora que recuerdo.- dijo Tyson con seguridad.
-¿Y tú cómo te enteraste de eso, Tyson? ¿Cómo es que lo sabes?
-Es que Joran le dijo al señor Simpson, el empleado de limpieza, que su padre estaba enojado porque se enteró de sus delitos e, incluso, intentó echarlo.
-¡¿Echarlo?! Y, ¿Que decías de que Joran no era un santo?
-Señor, Joran era conocido por robar motos, usarlas un rato, y luego quemarlas.
Si me disculpas, River, iré a interrogar al “ex-amigo”.
Este me esperaba en un pequeño cuarto de la seccional.