cuentos medievales Santiago Moncada Silva | Page 7
El mago de Öz
Dorita era una niña que vivía en una granja de Kansas con sus tíos y su perro Totó. Un
día, mientras la niña jugaba con su perro por los alrededores de la casa, nadie se dio
cuenta de que se acercaba un tornado. Cuando Dorita lo vio, intentó correr en dirección
a la casa, pero su tentativa de huida fue en vano. La niña tropezó, se cayó, y acabó
siendo llevada, junto con su perro, por el tornado.
Los tíos vieron desaparecer en cielo a Dorita y a Totó, sin que pudiesen hacer nada para
evitarlo. Dorita y su perro viajaron a través del tornado y aterrizaron en un lugar
totalmente desconocido para ellos.
Allí, encontraron unos extraños personajes y un hada que, respondiendo al deseo de
Dorita de encontrar el camino de vuelta a su casa, les aconsejaron a que fueran visitar al
mago de Oz. Les indicaron el camino de baldosas amarillas, y Dorita y Totó lo siguieron.
En el camino, los dos se cruzaron con un espantapájaros que pedía, incesantemente, un
cerebro. Dorita le invitó a que la acompañara para ver lo que el mago de Oz podría
hacer por él. Y el espantapájaros aceptó. Más tarde, se encontraron a un hombre de
hojalata que, sentado debajo de un árbol, deseaba tener un corazón. Dorita le llamó a
que fuera con ellos a consultar al mago de Oz. Y continuaron en el camino. Algún tiempo
después, Dorita, el espantapájaros y el hombre de hojalata se encontraron a un león
rugiendo débilmente, asustado con los ladridos de Totó.
El león lloraba porque quería ser valiente. Así que todos decidieron seguir el camino
hacia el mago de Oz, con la esperanza de hacer realidad sus deseos. Cuando llegaron al
país de Oz, un guardián les abrió el portón, y finalmente pudieron explicar al mago lo
que deseaban. El mago de Oz les puso una condición: primero tendrían que acabar con
la bruja más cruel de reino, antes de ver solucionados sus problemas. Ellos los
aceptaron.
Al salir del castillo de Oz, Dorita y sus amigos pasaron por un campo de amapolas y ese
intenso aroma les hizo caer en un profundo sueño, siendo capturados por unos monos
voladores que venían de parte de la mala bruja. Cuando despertaron y vieron a la bruja,
lo único que se le ocurrió a Dorita fue arrojar un cubo de agua a la cara de la bruja, sin
saber que eso era lo que haría desaparecer a la bruja.
El cuerpo de la bruja se convirtió en un charco de agua, en un pis-pas. Rompiendo así el
hechizo de la bruja, todos pudieron ver como sus deseos eran convertidos en realidad,
excepto Dorita. Totó, como era muy curioso, descubrió que el mago no era sino un
anciano que se escondía tras su figura. El hombre llevaba allí muchos años pero ya