CUENTOS HERMANOS GRIM cuentos_hermanos_grimm_edincr | Page 34

Cuentos de los Herm anos Grimm EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL costa rica -No, no hemos visto a nadie. Volvió muchas noches de la misma manera sin pronunciar una sola palabra; la nodriza la veía siempre, pero no se atrevía a hablarle. Al cabo de, algún tiempo la madre comenzó a hablar por la noche y dijo: ¿Qué hace mi hijito? ¿Qué hace mi corcito? Volveré dos veces más, y ya no vendré jamás. La nodriza no le contestó, pero apenas había desaparecido, corrió a contárselo al rey, quien dijo: -¡Dios mío! ¿Qué significa esto? Voy a pasar la noche próxima al lado del niño. En efecto, fue por la noche al cuarto del niño, y hacia las doce, se apareció la madre, y dijo: ¿Qué hace mi hijito? ¿Qué hace mi corcito? Aun volveré otra vez más, y ya no vendré jamás. Después acarició al niño como hacía siempre, y desapareció. El rey no se atrevió a dirigirle la palabra; pero a la noche siguiente se quedó también en vela. La reina dijo: ¿Qué hace mi hijito? ¿Qué hace mi corcito? El rey no pudo contenerse más, se lanzó hacia ella y le dijo: -Tú debes de ser mi querida esposa. -Sí, -le contestó- soy tu mujer querida. Y en el mismo instante recobró la vida por la gracia de Dios, y se puso tan hermosa y fresca como una rosa. Refirió al rey el crimen que habían cometido con ella la malvada hechicera y su hija, y el rey las mandó comparecer delante de su tribunal, donde fueron condenadas. La hija fue conducida a un bosque, donde la despedazaron las bestias salvajes apenas la vieron y la hechicera fue condenada a la hoguera, pereciendo miserablemente entre las llamas; apenas la hubo consumido el fuego, volvió el corzo a su forma natural, y hermanito y hermanita vivieron felices hasta el fin de sus días. 34