Cuentos de los Herm anos Grimm
EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL
costa rica
Hermano y Hermana
Un hermanito tomó a su hermanita de la mano, y le dijo:
-Desde que ha muerto nuestra madre no hemos tenido una hora buena; nuestra madrastra nos
pega todos los días, y si nos arrimamos a ella, nos echa a puntillones. Los mendrugos del pan que
quedan son nuestro alimento, y al perro que está debajo de la mesa, le trata mucho mejor que a
nosotros, pues le echa alguna vez un buen pedazo de pan. Dios tenga piedad de nosotros, ¿si lo
supiera nuestra madre? Mira, ¿no será mejor irnos a correr el mundo? ¡Acaso nos vaya mejor!
Caminaron todo el día atravesando campos, prados y sierras, y cuando llovía decía la hermanita:
-Dios llora lo mismo que nuestros corazones.
Por la noche llegaron a un bosque muy espeso, y estaban tan fatigados por el hambre, el cansancio
y el disgusto, que se acurrucaron en el hueco de un árbol y se durmieron.
Cuando despertaron al día siguiente, el sol estaba ya en lo alto del cielo y calentaba con sus rayos
el interior del árbol.
Entonces dijo el hermanito:
-Tengo sed, hermanita, si supiera dónde hay una fuente, iría a beber. Me parece que he oído sonar
una.
Se levantó el hermanito, tomó a su hermanita de la mano y se pusieron a buscar la fuente. Pero
su malvada madrastra era hechicera, había visto marcharse a los dos hermanitos, había seguido
sus pasos a hurtadillas, como hacen las hechiceras, y había echado yerbas encantadas en todas las
fuentes de la selva. En cuanto encontraron una fuente que corría murmurando por entre las piedras,
el hermanito quiso beber, pero la hermanita oyó decir a la fuente por lo bajo.
-El que de mi agua bebe, tigre se vuelve; el que de mi agua bebe, tigre se vuelve.
La hermana le dijo:
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