Cuentos de los Herm anos Grimm
EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL
costa rica
Madre Nieve
Cierta viuda tenía dos hijas, una de ellas hermosa y diligente; la otra, fea y perezosa. Sin embargo,
quería mucho más a esta segunda, porque era verdadera hija suya y cargaba a la otra todas las
faenas del hogar, haciendo de ella la cenicienta de la casa. La pobre muchacha tenía que sentarse
todos los días junto a un pozo, al borde de la carretera y estarse hilando hasta que le sangraban
los dedos. Tan manchado de sangre se le puso un día el huso, que la muchacha quiso lavarlo en el
pozo, y he aquí que se le escapó de la mano y le cayó al fondo. Llorando, se fue a contar lo ocurrido
a su madrastra, y ésta, que era muy dura de corazón, la riñó ásperamente y le dijo:
-¡Puesto que has dejado caer el huso al pozo, irás a sacarlo!
Volvió la muchacha al pozo, sin saber qué hacer y en su angustia, se arrojó al agua en busca del
huso. Perdió el sentido y al despertarse y volver en sí, encontróse en un bellísimo prado bañado de
sol y cubierto de millares de florecillas. Caminando por él, llegó a un horno lleno de pan, el cual
le gritó:
-¡Sácame de aquí! ¡Sácame de aquí, que me quemo! Ya estoy bastante cocido.
Acercóse ella y con la pala fue sacando las hogazas. Prosiguiendo su camino, vio un manzano
cargado de manzanas, que le gritó, a su vez:
-¡Sacúdeme, sacúdeme! Todas las manzanas estamos ya maduras.
Sacudiendo ella el árbol, comenzó a caer una lluvia de manzanas, hasta no quedar ninguna, y
después que las hubo reunido en un montón, siguió adelante. Finalmente, llegó a una casita, en una
de cuyas ventanas estaba asomada una vieja; pero como tenía los dientes muy grandes, la niña echó
a correr, asustada. La vieja la llamó:
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